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Opinión

Gracias a la Reforma

Publicado

en

* Por Pedro Villegas Yungue

 

Cuando el poder político, militar y económico se unen y se confunden con el poder religioso sucede el desastre sufrido en la Europa medieval. Cuando los reyes debían sometimiento al Papa quien ostentaba supremacía como representante exclusivo de Dios en la tierra, la única cara visible del cristianismo cae en una espiral de abusos y decadencia moral provocando miseria en el pueblo.

Uno de los abusos más conocidos fue la llamada indulgencia, que fue un sistema que la Iglesia Católica ideó con fines económicos. Esta consistía, en un principio, en hacer actos que ameriten la remisión de pecados. Había una cierta proporcionalidad entre ellos. Con el tiempo se cambió los actos por el dinero, entonces representantes de la iglesia tenían la facultad de vender certificados de indulgencia. Estos aseguraban la remisión de pecados y un lugar en el cielo. Así fue que millones de personas no dudaron en invertir su escaso dinero en la salvación de ellos mismos o de algún ser querido vivo o muerto

Fue tanto el dinero recaudado que se pudo construir la Basílica de San Pedro. La mayoría de los mojes medievales eran personas rústicas sin estudios, que se limitaban a repetir las misas de memoria, sin tener las herramientas teológicas como para reflexionar acerca de sus prácticas, pero hubo sacerdotes que sí tenían las herramientas para tener su propia lectura de la Biblia y opinión de la praxis de la iglesia.

Teólogos como John Wickliffe (1320-1384) y Jan Hus (1369-1415) ya habían predicado en contra de las indulgencias, pero fue el monje agustino y profesor de teología Martín Lutero que el 31 de Octubre de 1517, al clavar en la puerta de la iglesia de Wittenberg 95 tesis que él propuso como necesarias para que la iglesia se vuelva al mensaje de Jesucristo plasmado en el Nuevo Testamento, que puso en el debate el tema de las indulgencias.

La respuesta del Papa fue enérgica. Lutero fue declarado hereje y comienza un movimiento teológico, religioso, social y político que transformó la sociedad de occidente. Comienza un despertar de libertades. El cristianismo, después de siglos de oscurantismo, ahora experimenta un despertar de luz que emana de la verdad. Gracias a le Reforma, se entiende que toda teología y praxis es perfectible. Se entiende que la religión no es para oprimir, por tanto comienza la idea de libertad de culto. O sea, que cada persona es libre de elegir y practicar la religión que desee.

Gracias a la Reforma comienza el proceso político de separación de la Iglesia y el Estado. Esto no es mérito del ateísmo como muchos piensan, sino de creyentes que entienden a la luz de las escrituras que el poder por el cual se mueve la iglesia se encuentra dentro de ella y no fuera de ella. Gracias a la Reforma nace un creciente anhelo por descubrir la verdad del Evangelio. Se crean facultades teológicas que impulsan a posterior la academia de nuevas ciencias humanistas, crecen las artes, comienza la Ilustración y el Renacimiento.

Pero lo más importante que en un ambiente de libertad (libertad en la búsqueda de Dios, pero de persecución religiosa) surgen comunidades de familias que descubren que el Evangelio no es un sistema religioso al cual se debieran someter, sino que consiste en la experiencia de vivir en comunión con Dios por medio de la fe en Jesucristo. Este sentir sigue hasta el día de hoy, sabiendo que seguimos imperfectos y por tanto a la luz del Evangelio miramos al Perfecto para que su Espíritu nos siga enseñando a vivir.

 

* Pedro Villegas Yunge es bachiller en teología del Instituto Bautista y magíster teológico (en curso) del seminario Fuller en USA.

 

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