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El “círculo vicioso” de la pesca furtiva: el producto va a los restaurantes locales

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Por Rosa Bohórquez

Su acción al margen de la Ley acarrea el desarrollo de un “mercado negro”  de salmones y truchas que se ofrecen sin fiscalización ni normas sanitarias, sin contar el daño ambiental.

La imagen corresponde a una de las fiscalizaciones de los inspectores municipales en un sitio conocido por congregar a pescadores furtivos.

La pesca fue el inicio. De hecho fue el motor generador que catapultó a al pequeño Pucón a las “grandes ligas” de la industria del turismo en el mundo. E, incluso, atrajo a varias celebridades de todo el mundo con este recurso. La actividad permanece y está normada. Pero a la par se desliza la pesca furtiva, como una sombra al margen de la Ley. A su paso deja vísceras en las orillas, donde a garrote y palo aquieta salmones y truchas. Y se comercializa —según los propios fiscalizadores— en restaurantes locales sin cumplir normas sanitarias ni responsabilidades fiscales. Un verdadero “círculo vicioso”, ya que de no existir la demanda, la oferta disminuiría. Y el daño también.

“La gente que pesca furtivamente lo usa como un recurso económico clandestino” señala Víctor Vera, quien durante su estadía al frente al área de Turismo Aventura en la municipalidad de Pucón, participó en la fiscalización y control de la actividad. “Familias completas depredan para vender en restaurantes de la zona o llevar a ciudades vecinas. Es tal, que afecta a los viejos boteros, pescadores de cinco generaciones atrás que trabajan en el ámbito del turismo”, agrega.

En defensa de su accionar, los pescadores furtivos señalan que hay peces en exceso, especialmente salmón chinook, una especie depredadora que puede superar los 15 kilos y que se alimenta de peces nativos. 

Pero entre los señalamientos que se le hacen a la pesca furtiva está el hecho de que pescan sin distingo. “Especies nativas como la perca se pescan en la época en que desovan, septiembre y octubre”, advierte Edmundo Schuster, presidente del Club de Pesca y Caza de Pucón.

“La perca cada vez es más escasa. Se comercializa en todo Pucón, no es un pescado que se venda al extranjero ni se mande a Santiago. Se consume por costumbre incluso lo ofrecen en las redes sociales. Hay fotos impactantes que muestran su matanza indiscriminada. Todo este problema empieza porque hay gente dispuesta a comprar, sino no persistiría el problema o sería mínimo”, dice Schuster, quien también es consejero regional de pesca recreativa.

Las mafias

Diferentes voces que prefieren permanecer anónimas señalan que se trata de “mafias” que sacan sustanciosas ganancias con la venta irregular en restaurantes cómplices. Para ello, instalan campamentos en las riberas de ríos y cursos de agua. Utilizan piezas prohibidas por decreto como redes, flotadores, cabos y plomos. Los ganchos abandonados en la corriente son una amenaza para quienes navegan rafting. 

Tanto Vera como Schuster coinciden en que los esfuerzos de las autoridades resultan insuficientes. Esta tarea es realizada por el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SubPesca), La Armada de Chile y Carabineros.

“Sernapesca tiene la responsabilidad de controlar y fiscalizar —explica Vera—, pero lamentablemente no cuenta con suficientes fiscalizadores ni recursos. Hace dos años se derivó a la municipalidad para servir de apoyo. Ocupamos a los inspectores de Turismo Aventura, cursamos infracciones con la asistencia y acompañamiento de Sernapesca y Carabineros de Chile, pero este año la oficina solo tiene un inspector que conoce el tema”.

Vera considera que el Ministerio de Salud también debe sumarse a la fiscalización: “Se debe observar qué venden los restaurantes, si cuentan con las medidas higiénicas y de certificación. Porque se ha visto la presencia dentro del salmón del parásito Tenia, que el jugo de limón no elimina y puede intoxicar a mucha gente”.

Schuster complementa: “Resulta evidente que la pesca ilegal sigue existiendo pese a la fiscalización.  En los Saltos de Mariman siempre hay gente pescando a la maleta y con ganchos. También en el sector de los tres saltos en el Río Lincura. Desconozco la cantidad que se comercializa en los restaurantes de Pucón. Pero es normal que sirvan salmón silvestre, que no ha pasado por la cadena de frío durante su traslado y no cuenta con certificaciones sanitarias. Ese es el problema principal: que afecta la salud de las personas”.  

Educación

“Yo creo que la multa es una cosa material —sentencia Vera—. Lo que hay que hacer es educar. Dar charlas informativas, imprimir gigantografías con las normas de pesca e instalarlos en puntos más sensibles como los sectores de Río Plata, Saltos de Mariman y Puente Quelhue. Promover la pesca con devolución”.

Para Schuster existen dos soluciones: “Hay que fiscalizar con mayor rigurosidad, con más medios y más gente. Y tratar de hacer partícipe a la población de la zona, hacer ver que no corresponde comerciaoizar estos peces. Generar conciencia porque creo que mucha gente ni siquiera sabe que es ilegal pescar estos peces, en situaciones como los pescan”.Para realizar la pesca recreativa se debe contar con una licencia de pesca, conocer las fechas de temporada y respetar los lugares permitidos. También hacer la devolución del pez capturado cuando se indique o respetar la extracción de solo un ejemplar si así se señala. Las normas sobre la pesca recreativa están publicadas en el portal de Sernapesca.

A entender: “maleteros”

“Pescar a la maleta” es un concepto que se aplica para aquellos pescadores furtivos que no respetan las normas tácitas para la práctica de esta actividad y que la transforman en un deporte o pasatiempo. Los “maleteros” simplemente usan implementos prohibidos como anzuelos industriales, arpones, redes y otros elementos que no le dan muchas oportunidades a los peces para eludir la captura.

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