Editorial
El cambio de bandera: un error no forzado

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En las últimas semanas conocimos la decisión de la administración liderada por el alcalde Sebastián Álvarez de cambiar la tradicional bandera que ha representado a la comuna por casi 50 años. Esa que tiene la figura del volcán y el lago y los colores que representan una puesta de sol y que se asemejan a los del arcoiris.
Y el punto en el que queremos enfocar, más allá de si la enseña es del gusto de todos o, incluso, por sobre su valoración estética, es en la forma en cómo se hizo. Entendemos como un error (no forzado) de parte de la autoridad el hacer el cambio de golpe. Esto, más allá de las consideraciones técnicas, históricas o incluso legales como quedó establecido el lunes pasado luego de la exposición realizada en el concejo municipal por el periodista municipal, Alfredo Bascur.
Y claro, los argumentos pueden ser muy válidos; pero hacer un cambio de esa magnitud y que tiene que ver con sentimientos arraigados profundamente en un sector de la comunidad es, a lo menos, impropio. Esto, porque, tal como ya se ha dicho, Pucón no nace con Sebastián Álvarez y tampoco lo hizo con Carlos Barra. Pucón nació como comunidad organizada hace 142 años; pero incluso antes de eso, ya estaban los pueblos originarios viviendo a los pies del volcán y a orillas del lago. Es decir, la historia es profunda y merece un reconocimiento permanente. Y más aún, es altamente probable que esta historia continúe después de que todos nosotros hayamos abandonado esta tierra.
Entonces, diferente hubiese sido si, teniendo esta inclinación a cambiarla (por las razones que sean), se haya desarrollado una propuesta de participación ciudadana donde, primero, se consulte a la comunidad si quiere realizar un cambio. Y de definirse que se debe tener una nueva propuesta, ésta sea, de alguna manera, abierta, lúdica y con participación de la comunidad en general. Nunca entre cuatro paredes o como una “iluminada idea” de algún asesor.
Entendemos esta situación como un error de parte de la autoridad, es verdad. Pero también valoramos la posición del alcalde de que cada crisis es una oportunidad. Entonces, esto sería una gran oportunidad de echar pie atrás para abrir un proceso que, si termina en un cambio de enseña, todos estemos de acuerdo o, al menos, podamos decir que “de última, nos preguntaron”.