Editorial
Militancia, cargos e ingenuidad

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La reciente intervención del concejal de Renovación Nacional, Claudio Cortez, durante la sesión del concejo municipal del pasado lunes ha llamado profundamente la atención. Cortez expresó su descontento por las desvinculaciones de funcionarios municipales afines a su partido, solicitando al alcalde Sebastián Álvarez reconsiderar estas decisiones. La verdad es que no sorprende que estas cosas pasen en el ámbito de negociaciones internas porque, de alguna forma, la política también tiene que ver con repartir cuotas de poder entre quienes apoyaron la llegada a este poder.
Pero lo que sí sorprende es el desparpajo con que se utilizó una sesión pública y oficial para plantear un reclamo partidista. Introducir debates sobre compromisos políticos y afiliaciones partidarias en este contexto devela una ingenuidad y torpeza que llama profundamente la atención tanto por quienes la inician debido a que, evidentemente, es impresentable reclamar trabajos para la militancia de una manera tan suelta y pública.
Pero el alcalde, al sumarse a esta discusión, también demuestra algo de inexperiencia y poco decoro en las formas. Y esto porque más allá de establecer un punto favorable a su gestión (fijarse en elementos técnicos y no políticos) alargar el debate solo trae descrédito a la labor política tan venida a menos. Esto porque si bien no se trata de delitos, la percepción pública de que los cargos municipales se asignan y defienden en base a consideraciones políticas, más que por méritos profesionales, socava la confianza en las instituciones locales y profundiza la brecha de desconfianza que es cada vez mayor.
Y esto último se complica aún más cuando se suman los trascendidos respecto a contrataciones de nuevos funcionarios como gestores territoriales. Se trata de, al menos, dos personas con perfil político. Y uno de ellos, un reconocido e histórico operador del actual jefe comunal. Y esto evidentemente devela una contradicción con el discurso del lunes pasado en el concejo y, por cierto, fortalece las críticas de quienes señalan que el fondo no es sacar funcionarios que están por una filiación partidista, sino que habilitar espacios para cargos necesarios de utilizar por los afines a la nueva administración. Es decir, para sus adherentes.
Aunque, insistimos, sabemos que esto no es nada nuevo en el entramado político-partidista es necesario mantener las formas, elevar la discusión y, por sobre todo, ser (y parecer) consecuentes en el manejo de los temas. Hay que cuidar la política. O al menos, no desprestigiarla más.