Editorial
La deuda del Estado con Pucón
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El reciente informe de la Contraloría Regional de la República, que evidencia falencias en el monitoreo del volcán Villarrica, vuelve a instalar una verdad incómoda pero persistente: tal como lo ha planteado el alcalde Sebastián Álvarez, el Estado mantiene una deuda histórica con Pucón. No es una consigna política ni un eslogan oportunista; es una constatación que se repite cada vez que una auditoría, una emergencia o un informe técnico levanta la alfombra.
El volcán Villarrica es presentado habitualmente como el volcán “más monitoreado” de Chile. Si aún así existen deficiencias en sus sistemas de vigilancia, la pregunta es inevitable: ¿qué queda para el resto de los volcanes del país? Cuando el ícono turístico y geológico de la zona carece de estándares óptimos de control, el problema deja de ser local y pasa a ser estructural.
Este no es un hecho aislado. A las fallas en el monitoreo se suman otras deudas largamente conocidas: rutas de acceso insuficientes y mal mantenidas, una licitación de doble vía que avanza con lentitud exasperante, problemas persistentes en el control fronterizo, plan de descontaminación y serias deficiencias en las rutas internacionales que conectan a Pucón con Argentina. Todo ello en una comuna que es estratégica para el turismo, la economía regional y la seguridad nacional.
Por eso, cuando la administración actual afirma que “el Estado tiene una deuda con Pucón”, no exagera. El verdadero desafío es otro: cómo cobrarla. No basta con declaraciones altisonantes ni con diagnósticos repetidos, sino con gestión firme, coordinación política y presión institucional de alto nivel de forma sostenida. Y con el nuevo gobierno de derecha esto se vuelve más que nunca una oportunidad. Pucón no pide privilegios; exige condiciones mínimas acordes a los riesgos que asume y al aporte que realiza al país y a la región.
La seguridad volcánica, la conectividad y la infraestructura no pueden seguir tratándose como asuntos secundarios. El informe de Contraloría no es una anécdota técnica: es una evidencia de un problema global. Y debemos juntos ponernos de acuerdo en cómo, desde nuestros distintos ámbitos exigimos soluciones.
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