Editorial
La crisis de la vivienda no da para más

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Durante la semana hemos conocido nuevas aristas de un problema que en Pucón es crítico y agudo. Se trata de la compleja situación que viven quienes aspiran a cumplir un sueño: tener una casa propia. Y en la comuna este anhelo pareciera ser que cada vez se complejiza más. La tormenta perfecta entre los altos valores de la tierra, el aumento de la población, la falta de recursos y la intrincada maraña legal a la que se enfrentan los proyectos para llegar a buen puerto hace que este “sueño” sea demasiado cuesta arriba. Tanto que corre el riesgo cierto de transformarse en una pesadilla.
Lo último de esta compleja historia ha sido la trama que viven actualmente los comités Altos del Sur y Valle Pucón. Esto por una serie de complicaciones que van en lo administrativo-legal y también en lo que tiene que ver con un terreno de, se supone, 6,2 hectáreas que las 299 familias tienen en el sector del Callejón Arriagada en Pucón.
Y los problemas parecieran no ser menores. Por un lado está la firma de un contrato que, al parecer, no cumpliría con las exigencias administrativas del Serviu y la Contraloría. Pero, por el otro lado, un terreno que —de acuerdo a un informe del Secplac municipal— no cuenta con el metraje que estaba en los planos y las escrituras. Es decir, habría menos espacio que lo que se compró en 2018.
Todo pareciera ir mal para las familias. Casi todas ellas puconinas, la mayor parte representadas por mujeres y en una totalidad personas de esfuerzo y de trabajo. Es decir, personas que no debieran estar pasando por lo que están pasando luego de más de diez años de espera. Por lo mismo, el llamado de esta editorial es a las autoridades locales y regionales a hacer todo lo posible y más por sacar este proyecto adelante con premura. Es necesario dejar de lado —por ahora— las pasadas de cuenta (aunque siempre es necesario sancionar a los responsables de las malas decisiones) y, si es que existieran, olvidarse de insignificantes “gallitos políticos”. Las familias de Pucón merecen más que eso. Y, definitivamente, por todo el trabajo que han realizado, deben terminar con las llaves de sus viviendas en la mano. Menos que eso sería un fracaso de todos.