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La fiscalización express del “profe” Vera en contra de la pesca furtiva

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La Voz…, acompañó al jefe de turismo aventura municipal en una actividad en contra de los denominados “maleteros” que capturan especies sin ningún control y restricción. Se cursaron infracciones, requisaron cañas y anzuelos; pero en el borde del Trancura a la altura del Marimán, sigue la evidencia de una triste realidad: la depredación del recurso que le dio fama a Pucón.

El equipo de inspección en plena fiscalización a pescadores furtivos.

La cita era a las 16:30. Ni un minuto antes, ni uno después. Eso, porque con un militar retirado como el profesor y jefe de la unidad de Turismo Aventura de la municipalidad, Víctor Vera (66), no se puede andar fuera de horario. La idea era dejarse caer sin mayores preámbulos en el Río Trancura, específicamente en los Saltos del Marimán. ¿El objetivo? Hacer una fiscalización relámpago en contra de los pescadores furtivos, o los “maleteros”, como comúnmente se conocen.

Y Vera parecía que manejaba información que ni sus más cercanos colaboradores conocían. De hecho, uno de ellos, no estaba muy convencido del resultado. “Hemos estado varias veces por ahí y no hay nada”, le dijo entredientes. Pero “el profesor”, como le dice la gente que trabaja con él (fue maestro en el ITUR), estaba claro que si iba, no iba por nada. “Tranquilo, vaya no más”, fue la orden al incrédulo ayudante que iría en otro vehículo.

La llegada a la ribera oeste de los saltos fue silenciosa. No muchas palabras. Más gestos y señas. Las balsas y kayakistas a esa hora de la tarde transitaban en la actividad tradicional de turismo aventura. Mientras más cerca del río, mayor era la evidencia de la actividad de los “maleteros”. Coligues con filosas puntas (a veces de metal) ocultos en zonas estratégicas del bosque ribereño. Anzuelos de varias puntas que más parecen ideales para usarse en la pesca industrial que en la deportiva. De hecho, este fin de semana una turista que bajaba en rafting se enganchó con uno de esos elementos y llegó hasta el hospital local (ver fotografía). También se ve gran cantidad de hilo de pesca enrollado en palos. Y el típico olor a los restos de los pescados. Eso, sin contar una gran cantidad de basura compuesta por bolsas, cajas y botellas de vino por doquier. Y también restos (muchos restos) de cigarrillos y cajetillas vacías. Es decir, un feo escenario para quien lo vea. Y sobre todo para los numerosos turistas que cruzan a pie mientras las balsas pasan los rápidos.

La imagen muestra el anzuelo que se clavó en la mano de una usuaria del rafting.

Pero no sólo había evidencia material de lo que ahí sucede; también había dos pescadores furtivos lanzando anzuelos con lo que se denomina “carnada viva”. Es decir, nada de señuelos artificiales, sino que elementos orgánicos totalmente prohibidos por la legislación. En este caso, huevos de peces. “La Ley de Pesca lo prohíbe estrictamente. Esta es una acción inhumana o inanimal podríamos decir. Acá están los huevos de las futuras crías que van a limpiar el río, alimentar a otros salmones y a la cadena del ecosistema. Estos huevos se iban a transformar en alevines y estos pescadores furtivos los toman y pescan con ellos estando estrictamente prohibido hacerlo”, explicaría Vera posteriormente.

Y estaban ellos, lanzando sus carnadas en una zona de mucha abundancia de peces. O sea, en el lugar, según el mismo Vera relata, hay una gran cantidad de salmones chinook que permanecen porque, muchas veces, no pueden subir por la corriente (como es su costumbre) porque el salto trae mucha agua. Y los pescadores, cual osos hambrientos (de esos que aparecen en los documentales), se quedan ahí para cobrar sus presas. Y hay que acotar que desde esa área hacia arriba, incluso, la pesca deportiva debe hacerse toda con devolución. Es decir, está prohibido llevarse aunque sea una especie, como es costumbre de los pescadores que practican la actividad como pasatiempo y deporte.

Cuando fueron confrontados, los furtivos (Miguel Ángel y Eliseo) argumentaron no conocer la disposición. Que sólo lo hacían para pasar el rato. El primero de ellos, incluso, sostuvo que venía de Antofagasta y que sólo fue invitado por el segundo. En fin, una serie de excusas que no los salvaron de la infracción (cuyo costo sobrepasa los $100 mil) y la requisa de los instrumentos (cañas, anzuelos y carnadas) con los que pescaban.

Si bien Víctor Vera prefirió no revelar cuántas infracciones se cursaron el año 2018 por este tema, sí se mostró favorable a realizar este tipo de fiscalizaciones express, por sobre las otras que están programadas y que pocas veces consiguen resultados (se dice que los pescadores se datean cuando esto sucederá). “Tenemos que dar cumplimiento a la Ley de Pesca. A las nuevas disposiciones de este año que son diferentes a las del año pasado en cuanto a algunos detalles como fecha, kilos, especies y devolución que este año se ha dispuesto para los ríos Trancura y Liucura”, dice Vera.

Sobre el daño al recurso turístico de la pesca de parte de los furtivos, Vera sostiene: “Eso tiene una tremenda consecuencia de depredación y de imagen turística de la comuna. Personas inescrupulosas que pescan con redes, con arpones, folcloricamente se les conoce como ‘maleteros’. Matan al animal arriba de piedras, destripan ahí mismo y eso delante de turistas, niños con cero cariño por la sustentabilidad. Y además de eso, muchos de estos pescadores furtivos viven de eso”.

El último punto (el uso comercial de la pesca furtiva), según Vera, se potencia por los restaurantes locales que compran las truchas y salmones que vienen desde ese mal origen. Por los mismo, la fiscalización se amplía este tipo de locales comerciales.

Juan Gatica, presidente del sindicato de Boteros, sostiene que si bien ellos no son fiscalizadores, sí llama a quienes tiene que hacerlo (sernapesca, carabineros y municipalidad) a ser más fuertes en esto y a las autoridades para que aumenten las multas a los furtivos. “Es necesario que se haga una fiscalización más seguida y se aumenten las multas si queremos que se preserven las especies. Hoy estamos con dos ríos (Trancura y Liucura) con pesca con devolución. Estos ríos están siendo depredados enormemente. Y es necesario educar desde los colegios. Hay que cuidar las especies para que las futuras generaciones puedan disfrutar de este hermoso deporte que es la pesca”, argumenta el dirigente sindical.

Mario Alarcón, conocido pescador local y miembro de la mesa de la pesca recreativa local, sostiene que una buena fiscalización parte por identificar los lugares de mayor depredación y las costumbres de los furtivos. Es decir épocas en las que pescan, condiciones climáticas y horarios entre otras cosas. Sobre el efecto de esta actividad fuera de la ley en el actividad como recurso turístico dice: “Creo que los destinos de pesca ganan mala fama donde se realizan actividades fuera de la ley y los recursos sufren una presión muy alta y la disminución de los peces se empieza a ver los turistas no regresan y lo que es peor trasmiten esas malas experiencias a sus amigos y contacto; siendo muy difícil volver a ganar un prestigio como destino de pesca”.

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