Reportajes
Los ruidos que confrontan a Pucón: la disputa entre los eventos de verano y vecinos de barrios locales

- En los últimos días se han realizado una serie de actividades que han traído molestia y han generado reclamos, principalmente por los inconvenientes generados en el entorno cercano. El problema radica en la oposición de intereses de parte de los residentes y los productores locales que ven en temporada estival la posibilidad de generar ingresos que, de alguna forma, también tienen un potencial de beneficio a los habitantes. Falta de claridad en criterios de otorgamiento de autorizaciones y fiscalización pareciera ser un elemento de parte del municipio.
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Las redes sociales se inundaron en los últimos días con reclamos. Y el denominador común eran los ruidos molestos generados por diferentes eventos típicos del verano puconino. Primero fue en el Pasaje Las Rosas, luego en el Club de Huasos, también en el Eco Parque y finalmente en el hotel Green Park. Todo esto en un contínuo choque de intereses entre los vecinos y las productoras que pretenden hacer un buen negocio en medio de las actividades propias de la temporada estival. Algunas salen bien y otras con muchas complicaciones y molestias. Varias, por cierto, ni siquiera se materializan.
Y dentro de estas últimas (de las que no llegaron a puerto) se encuentra la que tenía programada a para este lunes 10 de febrero el club Cóndor Chileno de Pichare. Se trataba de una actividad con música ranchera que se llevaría a cabo en el Club de Huasos. Pero no fue así. Esto pese a que existía un decreto del 31 de enero que autorizaba la fiesta en la que se presentarían conjuntos de la talla de Agrupación Marilyn, Los Rancheros de Plata y Los Peregrinos del Amor. Todos ellos reconocidos y con alta popularidad en el circuito de la cumbia ranchera.
Pero ¿qué pasó? Según lo que se logró conocer, fueron agrupaciones de vecinos del sector que comenzaron a reclamar por los problemas que un evento de este tipo puede generar en los alrededores. Principalmente ruidos molestos, consumo de alcohol, exceso de polvo en los caminos y atochamiento vehicular, entre otros. Finalmente los reclamos, al parecer, surtieron efecto y el evento fue cancelado con un nuevo decreto municipal firmado el pasado 7 de febrero. Ahí se explicitaba que entre la documentación presentada en Rentas y Patentes de la municipalidad faltaba una considerada clave y vinculante en el caso de que exista venta de alcohol: la autorización de la junta de vecinos. En los hechos, el productor de la actividad, Víctor Morales, conocido popularmente como DJ Vitoko, presentó un documento similar, pero firmado por el presidente de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Rurales, Albino Martínez. El problema es que esta última no estaba con su constitución actualizada. Y esta fue la razón del posterior rechazo.
Pasaje Las Rosas
Una situación similar volvió a repetirse en el pasaje Las Rosas. Ahí un grupo de vecinos levantó la alerta por una fiesta electrónica que se realizó el pasado cinco de febrero. El reclamo pasaba porque, además de los problemas propios de un evento de este tipo, los organizadores supuestamente no tenían el permiso de los vecinos. “No tenían el permiso que correspondía que era el de la Unión Comunal o en este caso el de la junta de vecinos en torno a que los vecinos permiten o no el evento acá”, explica Nicolás Salazar, uno de los vecinos complicados con la actividad; quien fue parte del grupo que logró detener una segunda fecha de la fiesta electrónica programada para el domingo que recién pasó.
Así las cosas, los vecinos de ambos sectores ingresaron sendas cartas a la municipalidad para reclamar sobre el por qué se entregaban permisos si en la documentación no estaban las autorizaciones vecinales; claves para validar las actividades. Ambas, en el mismo tenor, debido a que las situaciones eran similares. Acusaban falta de fiscalización y, más aún, pedían una investigación sumaria en Rentas y Patentes para entender el por qué se otorgaban los permisos sino estaban las condicionantes autorizaciones de las organizaciones vecinales.
“A pesar de que la comunidad manifestó su rechazo y que la actividad no contaba con los documentos exigidos, el evento se realizó de todas maneras, evidenciando falta de fiscalización y control del departamento de Rentas y Patentes”, se podía leer en ambas misivas.
Luis Burgos, presidente de la Unión Comunal de las Juntas de Vecinos Urbanas y ex candidato a la alcaldía, reconoce que los eventos generan ciertos beneficios, pero apunta a que existe un problema en quienes tramitan los permisos y fiscalizan al interior del municipio. “Hay un desconocimiento y falta de gestión de parte de quienes tienen que fiscalizar. Si bien es cierto los eventos generan algún beneficio de trabajo y económico, deben ser bajo un estricta fiscalización que es la que no se hace. Ahora, si los vecinos sienten que esos eventos los perjudican más que los perjudican es válido que se tome en consideración la opinión de ellos”, apunta el dirigente.
Productores
Pero la historia también tiene un segundo lado. La de los productores de eventos que tratan aprovechar el flujo de personas que llegan a la zona para así poder realizar shows de buena calidad, según dicen, y obtener los obvios beneficios económicos de una actividad que puede llegar a ser muy lucrativa en verano, pero en extremo floja en invierno. Varios de ellos son conocidos puconinos que invierten recursos; pero que se ven confrontados a las molestias de los vecinos. Acusan, por cierto, cierta intolerancia y reglas de juego poco claras para poder llevar a cabo su negocio.
Joaquín Ballocchi, de Mónaco Producciones, enfoca principalmente en la “burocracia extrema” que tiene la municipalidad de Pucón para otorgar permisos y lo trascendental que son las autorizaciones vecinales; condicionantes a la hora de realizar o no la actividad. “En Pucón depende de las juntas de vecinos las autorizaciones para que se realicen eventos con alcoholes. En mi caso, yo tengo la autorización de la junta de vecinos La Fortuna, quienes me han autorizado todos los eventos (principalmente en Eco Parque) sin ningún problema. Trato de ser bastante vinculante con la comunidad, ya que en mis eventos le presto un sector completo a los vecinos y más que generar una externalidad negativa, trato de que sea positiva”, dice el productor, quien agrega que da trabajo a los mismos vecinos.
La clave, según Ballocchi, es poder tener una buena relación con las organizaciones vecinales. Y estas se materializan con convenios de colaboración que pueden ser en dinero o también en espacios de trabajo y desarrollo de las pymes de los mismos vecinos. Con todo, sostiene que es peligroso depender tanto de las juntas de vecinos: “Pueden haber situaciones con los vecinos en que por sesgos negativos de persona determinada se caen eventos planificados con muchos meses y anticipación, incluso de años”. El productor cierra con que es clave realizar un convenio previo entre las productoras y los vecinos. Y para eso es relevante el rol de la municipalidad como punto de encuentro.
En la misma línea está Diego Zapata, otro conocido productor local; quien estuvo a cargo de la fiesta electrónica del pasado 5 de febrero en pasaje Las Rosas. “Hay un problema en el proceso administrativo que realiza la municipalidad. Por ejemplo, conversando con Vitoko (se refiere a Víctor Morales, productor de la actividad en Club de Huasos) me dice que le avisan el día viernes que su evento había sido rechazado, posterior que el evento ya había sido aprobado con un decreto”, señala Zapata, quien reflexiona en torno a que no tiene lógica que se pida un cúmulo de documentos para poder realizar una actividad; pero que una vez cumplido con todo se caiga porque no está la firma de una persona determinada como lo es un presidente de junta de vecinos.
De acuerdo a las exigencias municipales, para realizar un evento en Pucón se necesita una autorización de la Delegación Presidencial; quien pide un informe de factibilidad a Carabineros. Además de eso se tienen que tener guardias de seguridad validados por el OS-10 a razón de uno por cada cien personas. Un plan de emergencia de evacuación validado por Bomberos; informar a una unidad de salud cercana; una ambulancia y, finalmente, el permiso de los vecinos. En caso de venta de alcoholes este último documento es condicionante. Es decir, si no está, no se puede realizar. Y en el caso de que no exista la venta de bebidas alcohólicas siempre está la posibilidad que desde la municipalidad tampoco se otorgue el permiso debido al costo político que existe de ponerse en veredas opuestas a los representantes de las comunidades.
Según Zapata, el valor promedio total de toda esta documentación, materiales y personal fluctúa entre $3 millones y $4 millones: “Es una documentación tan grande y tan importante como para que luego vengan los vecinos y te lo rechacen, sabiendo que hay una tremenda inversión de gente puconina que genera cerca de cien puestos de trabajo por cada evento. La economía circular que se genera es enorme y la gente no se pone en la posición del otro”.
De acuerdo a este productor, debería existir una mesa de trabajo entre quienes se dedican a este tipo de actividades con los vecinos. Todo esto coordinado por la municipalidad. El objetivo sería acercar posiciones y tener las reglas claras para una actividad económica lícita. “No hay una mesa de trabajo en la que nos podamos sentar el gremio de los productores que somos varios en Pucón y los vecinos. Donde la municipalidad nos permita conversar. Hay una ordenanza que rige, pero es todo muy poco claro. Por ejemplo, para poder realizar el evento el 5 de febrero ingresé una solicitud a mediados de diciembre y la respuesta me la dieron el tres de febrero, dos días antes del evento. Con qué certeza puedo invertir y contratar una infraestructura que me cuesta $10 millones y requiere cuatro días de montaje. Cómo contrato a los artistas, los vuelos, etc.”.
Municipalidad
Luego de un poco más de 60 días de asumida la nueva administración municipal, las cosas —como se sabe— están agitadas. Esto por el análisis de la situación y la realidad luego de los 26 años de la administración del alcalde Carlos Barra. Y el departamento de Rentas y Patentes es uno de los más cuestionados. Y es acá donde se juega el asunto de los permisos para los eventos. Entonces, desde la actual administración miran con desconfianza los procesos para la entrega de las autorizaciones y las patentes para la realización de estas actividades masivas.
Un ejemplo de lo anterior es que no se entiende que algunas solicitudes vengan con la firma de quien fuera presidente de la Unión Comunal Juntas de Vecinos Rurales, Albino Martínez. Esto, porque esta unidad vecinal no está actualizada. Es decir, en los hechos no existe. Varios de los consultados para este reportaje señalaron que desde la municipalidad “recomiendan” acercarse a Martínez para solicitar la firma. Esto es corroborado por el mismo ex dirigente vecinal, quien en conversación con este medio señaló que lo hacía, pero que advertía a los solicitantes de la situación de la Unión Comunal que alguna vez presidió. La idea, según dice, era siempre ayudar a los vecinos para sus actividades.
También desde el municipio miran con detención las actividades de algunos ex funcionarios que están en el negocio de la producción; quienes conocen el sistema y pueden usarlo a su favor. Con todo, sostienen que no descartan iniciar acciones administrativas para poner orden a este tipo de actividades. Se entiende que, en el fondo, hay intereses válidos que se contraponen y que hay que tratar de alinear y estandarizar con las reglas claras para todos. Esto, sin contar la fiscalización de las varias “fiestas clandestinas” (las que no solicitan permisos) que se realizan en la temporada alta. No será algo sencillo por cierto.