Opinión
Intifada gastronómica en la Zona Lacustre
*Por Richard “Villarrica” Lake

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Pucón, tierra de volcanes, humo de leña y activismo de boutique. Hace unas semanas, mientras me atragantaba con una empanada sin sal y un cortado que costaba lo mismo que una lavadora en Temuco, me enteré de una nueva causa noble: el apartheid gastronómico. Al parecer, un grupo de entusiastas del activismo global decidió declararle la guerra… a los israelíes que venían de vacaciones luego de hacer su servicio militar. Sí, como lo lee. No a Netanyahu. No al ejército. ¡A los mochileros con mochila Quechua que andan buscando hummus en la calle Colo Colo!
La consigna era clara: si eres israelí, no entras. Nada de shawarma, ni pizza, ni ensaladas con nombre en inglés. Te vas a tu carpa y comes avena, como corresponde a tu opresiva geopolítica. Porque aquí, en Pucón, tierra de hongos y cafés de laboratorio, la justicia se sirve en platos fríos, con zapatos Merrell, chaqueta Columbia y con filtro de Instagram.
Y ahí estaban. Con su charlina al cuello, su iphone 19 pro max ultra full de 36 cuotas, declarando zonas libres de judíos. Porque no hay nada más solidario con Palestina como prohibir su “tocomple” en Fresia a un cabro de 22 años que recién salió del ejército y viene a sanar su trauma mirando el Villarica. Un movimiento digno de análisis freudiano, pero también de sketch de Álvaro Salas.
Pero entre tanto delirio, hubo un héroe. Un quijote municipal por la paz. Nuestro “Corino Amachado” con polar sin manga y visión de estadista: nuestro alcalde. Sí, el mismo. El que descendió de los cielos. Dijo “NO” con firmeza de Ayatolá. Dijo que aquí no se discrimina a nadie, salvo a los que no pagan patente, los que no regularizan las casas, los ambulantes y los que hacen “Castillo”s en la playa (nadie sabe por qué no le gustan los Castillos ¿?), y que las relaciones internacionales no se dirimen en la carta del restaurante ni menos con el pan puconino.
¡Bravísimo! Una muestra de liderazgo que merece medalla, aunque sea de chocolate. Pucón no brilla precisamente por su diplomacia, pero en esta pasada, el edil se puso los pantalones, el cortavientos y hasta el casco azul. Evitó una “guerra santa” en la fila del sushi. Evitó que el “Free Palestine” se transformara en “Free delivery sólo para chilenos”.
Y claro, los activistas siguen ahí, en círculos de tambores, refugiados en sus Northface, abrazando árboles para manejar la pena y la decepción. Analizando conflictos internacionales mientras fuman albahaca y confunden Ramallah con Reñaca. Gente buena, sí, pero confundida. Porque no se puede pedir boicot a Israel con zapatillas Adidas, ni hablar de opresión tomando espresso con leche de avena a 6 lucas. ¡Coherencia, por favor!
Y el pasquín local, como siempre, nos cubrió con la panorámica de Santiago Pavlovic. Esa que lo ve todo, con una mirada amplia, en 169 grados. Así es Pucón. Aquí se lucha por causas lejanas, se discrimina por nacionalidad y se saluda con amor mientras se cobra un café con sobreprecio y sin vergüenza. Pero tranquilos, no todo está perdido. Mientras tengamos un alcalde enamorado de la igualdad (y de sí mismo), aún queda esperanza.

*Richard “Villarrica” Lake es un jubilado puconino con demasiado tiempo libre y, según él, “experto en todo”. Asegura que es “nacido y criado” en la zona, pero no estamos en condición de validar eso. Amenaza con recorrer cada rincón de la comuna buscando temas para escribir; pero tampoco podemos asegurar que eso sea verdad.