Opinión
El paradigma del liderazgo
*Por Javier Barra G.

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Al hablar de liderazgo o de líderes en el día de hoy, su vocablo aumenta las expectativas de quienes siguen estás líneas u otras análogas, pues sabemos que la forma de relacionarnos –-especialmente en el trabajo, las oficinas, despachos de abogados, hospitales, etc.— ha variado de forma considerable en los últimos tiempos.
Pretender mantener la figura del jefe autoritario al cual se le debía sumisión y respeto por el solo hecho de serlo, en la actualidad ya no cuadra con la perspectiva moderna en la cual se desenvuelve la mayoría de nuestra sociedad.
Es indispensable, entonces, hacer la distinción entre líder y jefe. Este último descansa su razón de ser en el control, dictación de órdenes, la autoridad, buscando resultados inmediatos. El líder, por su parte, inspira y motiva a su equipo a lograr resultados basados en la confianza, la colaboración y el respeto mutuo.
Para muchos estas palabras les sonarán lejanas y poco palpables. Sin embargo, para quienes han tenido la oportunidad de ponerlas en práctica en y con sus colaboradores sabrán que el liderazgo ha cambiado los paradigmas laborales que por muchos años se mantuvieron en la historia de quienes dirigían a grupos humanos.
Desde la perspectiva del Derecho Laboral, por ejemplo, muchas leyes han venido a darle un impulso mayor a lo anterior. Así, la llamada Ley Karin, busca evitar situaciones de conflicto entre las dos personas que forman el núcleo relacional laboral, esto es, el empleador y el trabajador, caminando más allá, aún, buscando una mejor relación también entre los mismos trabajadores.
Has escuchado del ¿CI versus la IE?
El por muchos estudiados: CI (coeficiente intelectual) ha sido alabado como un dios o semidiós en virtud del cual lo más importante para una persona eran sus habilidades cognitivas, fundamentadas en el razonamiento, la resolución de problemas y la memoria. Sin embargo, los mismos equipos de trabajo (basados en su experiencia) han entendido que, si bien el CI es importante, para el bienestar de todos y la marcha de los grupos humanos la IE (inteligencia emocional) es fundamental para desarrollarse (en forma personal) y dejar desarrollarse (en forma plural) mirando al resto.
En otras palabras, la inteligencia emocional es la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar a pesar de las frustraciones y de empatizar para con los demás (Daniel Goleman). Lo más probable es que no puedo explicar, en menudas frases, lo que miles de libros han hecho con bastante sapiencia.
El ser abogado en el siglo XXI, significa también llevar un tanto más de justicia de lo desconocido a quién duda, pues la duda es el principio de la sabiduría (Aristóteles).

*Javier Barra G. es abogado de la Universidad de Concepción y magíster en Derecho de la PUC.