Opinión
La bandera de Pucón: el respeto por nuestra historia
*Por Emilio Ulloa B.

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La historia de un pueblo se teje con hilos invisibles, pero también con símbolos tangibles que arraigan su identidad. La bandera de Pucón, con sus orígenes que se remontan a 1970, es uno de esos emblemas. Es un testimonio visual de nuestra trayectoria, de los momentos que nos han forjado y de la esencia que nos define como puconinos. Sin embargo, hemos sido testigos de un cambio unilateral de este símbolo. Una decisión que, lamentablemente, nos retrotrae a malas experiencias del pasado.
No hace mucho tiempo la comunidad de Pucón vivió una situación similar en una pasada administración comunal cuando se intentó vetar nuestro himno comunal. Aquella vez, al igual que ahora, se pasó por alto el valor intrínseco de nuestros emblemas locales que, tal como los símbolos patrios, son una parte fundamental de nuestra cultura e idiosincrasia.
Son más que simples diseños o melodías; son la expresión de nuestra memoria colectiva, de nuestras raíces y de la historia que compartimos. Detrás de la bandera de Pucón hay una rica historia, una combinación de colores y un diseño que se han arraigado en la identidad de sus habitantes y de aquellas familias históricas que tanto aportaron y dedicaron a construir lo que hoy tenemos.
Este emblema ha sido parte de nuestra imagen corporativa, acompañando a nuestra querida mascota, el Pato Pucón, y a la frase que nos distingue: “El Centro del Sur de Chile”. Estos elementos, en su conjunto, han contribuido a forjar la percepción que tenemos de nosotros mismos y la que proyectamos al mundo.
Es crucial entender que las administraciones y las personas son pasajeras, pero la historia y el patrimonio local perduran. No podemos permitir que decisiones unilaterales, sin al menos una consulta ciudadana de por medio, borren de un plumazo aquello que nos ha representado por décadas. Respetar nuestra historia no es aferrarse al pasado por inercia; es reconocer que sobre sus cimientos podemos construir un futuro sólido y con arraigo.
Ignorar nuestro patrimonio es, en esencia, renunciar a una parte de nosotros mismos. La bandera de Pucón no es solo un pedazo de tela; es un reflejo de nuestra alma comunal. Preservarla y respetar su trayectoria es un acto de sabiduría y de respeto hacia todos aquellos que han contribuido a forjar la identidad de nuestra hermosa ciudad. Es hora de aprender de nuestros errores y de asegurar que, en Pucón, la historia y el patrimonio siempre prevalezcan.

*Emilio Ulloa B. es concejal por RN en Pucón.