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Lago Caburgua aumenta notoriamente su nivel mientras mesa de análisis se diluye

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Intensas lluvias de los últimos dos años generaron, según expertos, que subiera su cota; aunque hay que esperar como responde a los meses secos que vienen. Teorías sobre dramática disminución que fue tema nacional en 2017 apuntan, principalmente, a sequías provocadas por cambio climático; aunque posible fisura interna luego del terremoto no se descarta. Grupo multidisciplinario dedicado a levantar datos y liderado por la municipalidad, hasta ahora no ha sido efectivo.

Por Rodrigo Vergara/ Fotografía principal Ignacio Sepúlveda, [email protected]

 

Así está actualmente Playa Negra. Se aprecia que el nivel subió notoriamente.

 

Hace casi un año las alarmas se hicieron públicas. Lo que era preocupación para una gran parte de los puconinos se convirtió, por obra y gracias de los noticieros de televisión, en un tema nacional. ¿Qué pasaba con el Lago Caburgua? Y la pregunta apuntaba, específicamente, al fenómeno de retroceso de sus aguas que incluso hizo que algunos plantearan, derechamente, la posibilidad de que el lago se seque o quede convertido en una disminuida laguna cordillerana.

Pero después de un año, el fenómeno pareciera que va en sentido contrario. Esto, porque es evidente el nivel del lago aumentó luego de los últimos dos inviernos lluviosos. Y, aunque no se puede cantar victoria sobre el tema, el nivel del Caburgua pareciera que va en franca recuperación. Al menos, así lo pudo comprobar este medio, ya que mediante las imágenes aéreas conseguidas con un dron y también con un sobrevuelo de La Armada, es posible observar el aumento de los niveles en Playa Blanca y Negra. Y en esta última, de los casi 250 metros de playa que hubo en su momento, según lugareños, actualmente esa cifra disminuyó a eso de de 80 ó 70 metros. Esto, de acuerdo a los vecinos de la zona.  Así las cosas, pareciera que los relatos de los vecinos más antiguos que sostienen que el lago, a través de su historia reciente, ha presentado períodos de bajas y altas parecieran cobrar sentido. De hecho, la última baja que llegó a niveles similares del peor momento que el fenómeno reciente, ocurrió durante la segunda mitad de la década de los ‘90.

Pero si bien el efecto mediático —con apariciones algo catastrofistas en varios noticieros centrales de la TV— fue complejo para el turismo en la zona el último verano, sí pudo generar un efecto positivo con la formación de una mesa intersectorial liderada por la municipalidad. La idea era recopilar datos para luego encargar estudios científicos correspondientes y verificar de esta forma la razón de fondo de por qué el lago bajaba su nivel. Al respecto habían tres teorías: la primera era la sequía y el cambio climático; luego estaba el uso indiscriminado de afluentes para riego; y finalmente, la que parecía más compleja era que se pudo haber generado una grieta subterránea luego del terremoto de 2010 y que por ahí el agua del Caburgua estaba filtrando. La idea era que la mesa conformada, entre otros, por la municipalidad, la Dirección General de Aguas (DGA), la seremi de Medio Ambiente y La Armada; pudiera generar estudios que fortalezcan o descarten esas hipótesis.

 

Una imagen satelital (Google) del lago en su etapa de baja.

 

Pero hubo un problema. Todas las fuentes consultadas por este medio, reconocen que la mesa sólo se reunió en tres oportunidades a fines de 2017 y que luego del cambio de Gobierno, el tema quedó sólo en esos tres encuentros. Consultada la municipalidad por este tema y luego de enviarles, a solicitud de ellos, un cuestionario que apuntaba a conocer la razón de por qué el esfuerzo, anunciado por el mismo alcalde Carlos Barra, se diluyó; las respuestas apuntaron a elementos técnicos ya informados sobre el objetivo de la mesa, para luego agregar que el trabajo se retomaría en 2019. Sobre las razones del por qué la labor no cuajó durante todo 2018, no hubo explicación.

 

Observación de los marinos

Quienes sí entregaron antecedentes preliminares a la diluida mesa de trabajo fue La Armada. Ellos aportaron con un pre informe al que tuvo acceso La Voz…. En el documento se entregan detalles relevantes desde, específicamente, el final de la última temporada de niveles bajos que se registró. “En el año 2000, después de estar bajo el nivel del agua en el Lago Caburgua, este recuperó gran parte de su nivel por las intensas lluvias. En el año 2002, durante el mes de noviembre, se registraron lluvias inusuales, apreciándose el aumento del nivel de agua en los lagos de la jurisdicción”, se lee en el documento.

 

Los noticieros de la TV nacional realizaron reportajes donde planteaban, derecha e irresponsablemente, que el Lago Caburgua se secaría.

El texto firmado por el teniente Héctor Salgado, indica que el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de La Armada (Shoa) posee datos más acotados sobre los niveles históricos del lago, pero que tienen costo y además deben ser solicitados por una consultora o quien contrate la seremi o entidad correspondiente para realizar estudios científicos con análisis hidrográficos. Es decir, se debe contratar a un tercero para realizar un estudio y estos tienen que pagarle al Shoa para acceder a los datos.

 

La teoría del cambio climático y la fisura

La Voz…, pudo contactar al doctor en ingeniería ambiental y director del centro de gestión y tecnología del agua de la Universidad de la Frontera, Juan Carlos Ortega. El científico parte por explicar que el desagüe del Lago Caburgua en un 90% es de tipo subterráneo y son los Ojos del Caburgua el lugar más visible por donde el lago evacúa sus aguas. “El último estudio del lago es del año 1998. Ahí aparece información respecto a los niveles del lago y comportamiento. Desde el 98 hasta el 2008 o 2010, el lago no presentó ningún tipo de variación, pero a partir del año 2009 o 2010 comienza a observarse una disminución de los niveles del lago. Recién el año 2015 o 2016 todo el mundo en la región comienza a preguntarse qué es lo que está pasando con el lago”, explica Ortega, quien acota que recién ahora, y por análisis para estudios sobre portes a la contaminación en la cuenca del Lago Villarrica, se están realizando nuevas mediciones. Es decir, que en las próximas semanas recién se tendrán datos para comparar con los antecedentes del 98. O sea, después de 20 años se realizarán nuevos análisis que podrían entregar datos más concretos sobre el comportamiento del lago.

Ortega, en todo caso, también está interiorizado sobre las tres hipótesis que se manejan sobre el por qué de la baja del Caburgua: cambio climático, uso de aguas para riego y fisura o falla subterránea por el terremoto. “De estas tres hipótesis, la del uso antrópico (para riego) queda descartada porque en esa zona no hay cultivos intensivos. No hay nada de eso. Entonces sólo quedan dos hipótesis: la falla subterránea y el cambio climático”, explica.

En todo caso, Ortega; si bien no descarta la teoría de la fisura subterránea, enfoca en lo del cambio climático. Sobre todo que los últimos estudios (principalmente el de 1998) indican que el Caburgua es un lago que se alimenta, principalmente, por el derretimiento de las nieves de los cerros y montañas aledañas y por las lluvias. “A diferencia del Villarrica, el Lago Caburgua es un lago del tipo glaciar. Toda el agua que recibe no la recibe de ríos tributarios, la recibe de desagües de glaciares. Si bien tienes dos lagos cerca, el origen del agua es diferente. En el Villarrica tienes el gran aporte del Río Trancura y una serie de esteros que están entre Villarrica y Pucón; pero en el caso del Caburgua no tienes ese tipo de ríos. Toda el agua proviene directamente de la montaña y de los glaciares que están en la montaña. Si no llueve vas a ver un impacto directo en el lago. Se va a notar más rápido en el Caburgua que en el Villarrica”, explica.

Sobre el tema de la fisura, Ortega no la descarta totalmente. Sobre todo, ya que el fenómeno de la baja parte muy cercano al terremoto de 2010: “Todo parte entre 2009 y 2010. No está la fecha exacta en la que alguien puede decir ‘aquí comenzó el fenómeno’”.

Armada de Chile

Imagen aérea de último sobrevuelo de La Armada del sector de Playa Blanca.

 

El problema es que para comprobar si esta teoría es efectiva o no, necesariamente se deben hacer estudios más profundos y costosos (uno de los objetivos de la fallida mesa). “Lo que necesitamos saber ahora es cuál es la tasa de desague del lago, o con qué rapidez está saliendo el agua por los Ojos. Y de esa forma podremos estimar hasta qué nivel puede llegar”, sostiene.

El tema es que es relevante poder saber, efectivamente, a qué tasa el lago desagua y, segundo, chequear si el terremoto provocó o no una falla por la que el lago evacúa agua. Sólo de esa forma se podrá hacer una proyección del futuro del Caburgua y también la baja en los niveles se debe simplemente a un comportamiento cíclico asociado a temporadas de sequías y lluvias potenciado, ahora, con el denominado factor del cambio climático (teoría que apunta a que por los gases de invernadero se provoca una disminución en las lluvias): “El suministro de aguas al lago es glaciar y por las aguas lluvias. Eso es así. Si hay un efecto de cambio climático uno lo va a notar en el lago. Y lo de la falla no se puede descartar porque el desagüe es subterráneo. Están esas dos hipótesis. Lo que hay que hacer es levantar datos”.

 

Los datos de la DGA

La Dirección General de Aguas, DGA, por estos días está en pleno levantamiento de datos. Y si bien los antecedentes no están sistematizados aún, el jefe de la Unidad de Hidrología de esa repartición, Patricio Araya, entrega algunos datos. Explica que el 22 de marzo de este año la cota, que corresponde a la altura del agua desde un punto cero arbitrario (se mide verticalmente desde abajo hacia arriba) estaba en 4,78 metros. Y que la misma medición realizada en septiembre de este año ya estaba en 7,64 metros. Es decir que la cota ha subido 2,86 metros. “Entre el 2008 y el 2009 hubieron las últimas crecidas grandes en la región. Después de esos años hubo déficit de precipitación. Entonces a partir de ahí empezó un descenso que puede ser una de las causas de la baja del lago”, sostiene Araya, quien concuerda con el profesor Juan Carlos Ortega de la Ufro que para llegar a la razón exacta del por qué la baja se requiere un estudio más acabado.

Araya, en todo caso, explica que es necesario esperar el comportamiento del lago cuando llegue la temporada más seca en verano. También mantiene datos de que en el año 1998 los niveles de baja estuvieron similares a los del año pasado, los que, precisamente, generaron los alarmistas reportajes de la televisión.

 

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