Editorial
Autopista: una verdad incómoda
En los últimos meses hemos visto una serie de manifestaciones en la zona lacustre en relación al proyecto de doble vía entre Freire y Pucón. Y, en general, las voces predominantes en redes sociales, así como agrupaciones ambientalistas y ciudadanos interesados, se han manifestado en contra por una serie de razones tanto sociológicas (separación de comunidades), económicas (el costo de los eventuales peajes) e, incluso, conspirativas (la posibilidad de que la industria minera use las vías para depredar el medioambiente).
Ahora, todas estas razones particulares pueden ser muy válidas y, por cierto, valen la pena escuchar y poner sobre la mesa. Pero, definitivamente, no son las únicas. Hay otras que, aunque menos estridentes, probablemente sean igual de válidas o tal vez más. Y quienes así piensan, por edad, uso, costumbres o lo que sea; definitivamente no tienen la misma caja de resonancia. Y, por cierto, no son habitués de redes sociales, marchas o asambleas. Y así las cosas, podrían estar invisibilizados. Y entre estos argumentos a favor podría estar uno no menor: la seguridad vial. Es una verdad (pareciera que bastante incómoda) que la actual ruta entre Freire y Villarrica continuamente se tiñe de sangre cada cierto tiempo por los fatales accidentes que allí ocurren. Y es obvio, son décadas de uso y los diseños viales quedan al debe en relación a la tecnología automotriz cada vez más veloz, cada vez más tecnologizada. Es en este contexto que una doble vía entre Freire y Villarrica es, al menos, una ayuda a este gran problema de salud pública: las muertes por accidentes de tránsito.
Entonces, el llamado que hacemos como medio es a racionalizar la discusión sobre el tema. No podemos debatir en base a ideologías, sino que es deber hacerlo con la ayuda de datos, estadísticas y todo lo que lleve a tomar buenas decisiones. Si bien entendemos que el crecimiento y el progreso deben ir de la mano con la sustentabilidad; no es menos cierto que posturas radicales y obcecadas sólo son atractivas en el corto plazo pero, generalmente, nos hacen pagar consecuencias por décadas. Quizás la autopista tenga mala imagen, pero tal vez evite varias tragedias. Y eso a la larga lo agradeceremos todos.