Comercio
Luis Garay, un puconino sobreviviente del Covid: “Nadie está libre de nada”
El popular “Pelado” entrega su testimonio para agradecer a quienes estuvieron a su lado. Dice que la enfermedad le dejó lecciones y apunta a que está dispuesto para ayudar a todos los que tengan que sufrir el rigor del coronavirus en la comunidad local.
Luis Garay (60) fue uno de los 17 casos positivos de Covid-19 que se cuentan en Pucón. Él vivió la enfermedad junto a su esposa y un hijo y quiso hablar con La Voz… una vez que hubiere recibido el alta médica. Y eso pasó hace algunos días. Garay, conocido como “El Pelado”, decidió entregar su testimonio y más que contar su historia quiso agradecer. Dice que la pasó mal y sintió la discriminación. En horabuena los síntomas no fueron tan graves (para él y su familia), solo —en su caso— un fuerte dolor de cabeza que lo tuvo a mal traer varios días.
“Me he sentido bien. Ya estoy de alta gracias y bien recuperado. Ya no siento nada en la garganta y el dolor de cabeza. Ya pasó todo”, cuenta. Pero su punto va más allá de cómo se siente físicamente, sino que lo que la enfermedad le dejó en lo personal y en lo humano. Además, lo que entiende se vive en la comunidad puconina en el contexto de la brutal pandemia que azota al mundo y al país.
“Como personas, como puconinos y como chilenos hemos perdido esa amistad que teníamos antes. Ahora nos preocupamos más del dinero y no nos preocupamos de las personas y esto a mi y a mi familia nos enseñó harto”, dice.
Garay explica que ya recuperado quiere ayudar a otros. Quiere ser parte de una comunidad que ayude a quienes están sufriendo los embates de la enfermedad: “Quiero poder ayudar a las personas que están enfermas. Porque una persona enferma necesita mucha ayuda. No se puede picar leña, comprar. No se pueden hacer un montón de cosas y además uno no se enferma solo porque cae la familia entera”.
Luis vivió el rigor del Covid-19 en una casa que tiene a medio terminar en el sector rural de Pucón. Ahí se confinó junto a los suyos en el período de la cuarentena obligatoria. Llevó las pocas provisiones que tenía almacenadas y tuvo que esperar el apoyo y la ayuda de gente cercana para poder abastecerse. Siempre con el miedo y la distancia que el virus genera en las personas. “Nos daba pena y a veces llorábamos. Es triste escuchar de repente al puconino que empieza a tirar mala leche y esta enfermedad la puede tener cualquiera. Nadie está libre de nada. Agradecemos haberla tenido porque esto al final nos enseñó como familia y poder ayudar al resto de las personas ahora que la tengan. Y si alguna institución no me quiere tomar, yo voy a andar por mi cuenta y trataré de ayudar en lo que más pueda”, sostiene y a renglón seguido asegura: “No soy una persona de plata, pero sí voy a llegar siquiera con un limón a esa familia porque a esa familia a veces hasta un limón le hace falta. A nosotros nos pasó”.
Garay también se da tiempo para agradecer a quienes los ayudaron en el mal momento: “Quiero agradecer a todas las personas que nos han ayudado. A todas las personas que nos han llamado para bien. Y también a las personas que nos han llamado para mal, con malas noticias y que nos señalaron como los infectados o que nuestra casa era la infectada. Igual no tengo rabia contra ellos y no la voy a tener. A mi me sirvió todo esto porque conocí más a Dios y era a lo que me apegué yo. Porque para tener esta enfermedad lo único que hay que hacer es confiar en Dios”.
Al final, “El Pelado” dice que salieron de que cursaron la enfermedad tomando mucho líquido, aguas de hierbas, limonadas, con infusiones de eucalipto y ciprés. “Gracias a eso salimos y gracias a Dios que no nos mandó esta enfermedad tan fuerte porque ninguno de los tres cayó al hospital”, concluye.
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