Kast: que no se mueva ni un milímetro

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No es parte de la sorpresa del día domingo 16 de noviembre que tanto Jeannette Jara como José Antonio Kast sean los candidatos que competirán en la segunda vuelta presidencial. Sobre todo al considerar que ya desde hace varios meses, las encuestas arrojaban como resultado, que ambos candidatos obtendrían las dos primeras mayorías en primera vuelta. La sorpresa vendría con el inesperado tercer lugar del candidato del Partido de la Gente, Franco Parisi, un cuarto lugar para Kaiser (no le alcanzó el viento de cola), y un decepcionante (para mí) quinto lugar de la candidata de Chile Vamos, poniendo término así, a la larga y agónica carrera presidencial de la representante del centro derecha chilena. Sí, señora y señor, “la derechita cobarde”. 

Luego de la sorpresa, y sin siquiera haber comenzado a intentar reponerse de la durísima derrota, Evelyn Matthei, dentro de los 15 minutos acordados, cumplió con la expectativa republicana, y sin más trámite, entregó su apoyo a José Antonio Kast, con un discurso y una expresión facial, cuyo ánimo solo se compara con el del propio JAK mientras la escuchaba. 

Pues bien, surgen la obvias y cliché, pero necesarias preguntas ¿es de efecto inmediato y automático el traspaso de votos de la “derechita cobarde”? Luego, ¿JAK debe hacer algún esfuerzo para lograr atraer dichos votos? Intentaré responder brevemente ambas preguntas. Primero, la ausencia de un candidato de centroizquierda en la primera vuelta presidencial, rápidamente me hace pensar que existe un porcentaje (desconozco su magnitud) de votantes de Evelyn Matthei, que pertenecen al viejo mundo de la Concertación, lo cual por lo menos genera una cuota, muy mínima, pero cuota al fin y al cabo, de incertidumbre, ya que así como era poco probable que ese tipo de votante, alguna vez pensara siquiera en estar marcando la opción de quien fuera una baluarte de la UDI, otrora partido más extremo de la diestra chilena (intento dimensionar cómo ha cambiado el escenario en 10 años ) es aún más improbable que ese voto concertacionista adhiera al discurso del ahora ícono, nos guste o no, de la nueva derecha. 

Pero desde ya les advierto, no se equivoquen con el encabezado del análisis. Existe una gran mayoría de votantes de centro derecha, que no tengo ninguna duda de que no necesitan ni el más mínimo guiño para votar por JAK, y es que nunca había existido una encrucijada más fácil de resolver para un votante de derecha, ya sea de la “cobarde” o de la “valiente”, que la que se nos presentó desde el domingo pasado. Esto tiene una única y contundente explicación: al frente, es decir la otra opción, une en rechazo a una gran mayoría de electores de derecha. Desde el desaparecido Evópoli hasta los Nacional Libertarios. 

Entonces, sobre la pregunta de si JAK tiene que hacer algo para atraer los votos de esas derechas; la respuesta es “no”. Y si tuviera que decirle algo al candidato, le diría, no se mueva ni un milímetro, no es necesario.

*Daniel Candia es abogado, magíster en Gestión Pública Municipal y exabogado de Bienes Nacionales y la municipalidad de Pucón.

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