Opinión
La bandera de Pucón como símbolo de identidad
*Por Carlos Olave S.

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Por más de 30 años, la bandera de Pucón ha flameado con orgullo frente al lago Villarrica y bajo la atenta mirada del volcán. No es solo un trozo de tela con colores y formas: es una representación viva del espíritu puconino, un emblema que ha tejido la historia reciente de la comuna con hilos de identidad, arraigo y pertenencia. Cambiarla, en nombre de modernizaciones sin raíces, es desconocer la profunda carga simbólica que ha alcanzado.
El diseño actual de la bandera, con el lago, el volcán y la gama de colores de los cielos cuando se oculta el sol, fue adoptada en una época donde Pucón comenzaba a consolidarse como un referente del turismo nacional e internacional, y su imagen se volvió inseparable de sus paisajes y su gente. Las generaciones como la mía, que crecieron viendo esa bandera o el famoso logotipo con el pato en los autos foráneos o locales que decía “a cerrar los ojos y a Pucón”, la asocian con los veranos familiares, los días de “playa”, las fiestas costumbristas, los ascensos al volcán, las ferias artesanales y los desfiles cívicos. Es parte del acervo cultural que no se escribe en los libros, pero se graba en el alma.
Cambiar un símbolo tan arraigado no es un gesto neutro. Es cortar un puente con la historia, diluir la memoria colectiva. Y, como ha demostrado la experiencia, la renovación de emblemas identitarios sin participación real de la comunidad solo genera desapego y desencanto, sobre todo cuando ha sido parte relevante de nuestra comuna.
Hoy, cuando las comunidades luchan por conservar sus particularidades frente a una globalización que tiende a homogeneizar todo, mantener símbolos locales cobra más sentido que nunca. La bandera de Pucón no necesita rediseño. Necesita ser valorada, enseñada en las escuelas, puesta en alto en los actos públicos y resguardada como parte del patrimonio intangible de la comuna. “Porque no se cambia lo que el alma abraza”, y en el corazón de cada puconino, esa bandera es más que un símbolo: es una forma de decir “aquí pertenezco”.

*Carlos Olave Solar es ingeniero agropecuario de profesión, académico e investigador y también fue administrador municipal de Pucón.