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Comité de ministros definirá si Tinquilco será santuario de la naturaleza

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Secretarios de Estado para la sustentabilidad revisarán la próxima semana el proyecto. De ser aprobado se debe formar un consejo de administración y elaborar un plan de manejo.

(Fotografía www.comitetinquilco.cl)

Este jueves 24 de enero podría ser un día clave para la zona de Tinquilco. Eso porque el comité de ministros para la sustentabilidad (12 carteras) definirá si da luz verde o no al denominado Santuario de la Naturaleza que un grupo de particulares pretende formar en la zona y que, por cierto, no ha estado ajeno a la polémica y el conflicto. Esto último debido a existe un grupo de colonos que está reacio al proyecto o derechamente se opone. De hecho, la mañana de este jueves se realizó una reunión en el salón auditorio de la municipalidad en la que ambos grupos (a favor y en contra) trataron de acercar posiciones en el tema.

La propuesta que deberá visar el grupo de ministros en Santiago incluye la creación de una zona de 298 hectáreas de las cuáles 193,2 hectáreas corresponde a predios particulares y el resto (103,7 hectáreas) incluye al Lago Tinquilco como un bien nacional de uso público. La idea es que este territorio sea declarado como santuario de la naturaleza, lo que implica un reconocimiento oficial por parte del Estado como área protegida. Esto, si bien no afecta los derechos de propiedad de los terrenos, sí genera un marco regulatorio de lo que se puede hacer o no en los predios. Tampoco impide la venta de los terrenos, aunque al hacerlo mantendrá la categoría de santuario. El marco regulatorio deberá ser consensuado en un plazo de 24 meses por los propietarios de los predios y también por vecinos de la zona que pudieran verse impactados con esta determinación.

La solicitud para que la zona sea declarada como santuario ingresó en enero de 2018 patrocinada por el Comité de Protección y Desarrollo Sustentable de Tinquilco y fue respaldad, como se explica en una presentación de la seremi de Medioambiente por 40 cartas de apoyo.

Pero la controversia pasa por un grupo de vecino, la mayoría de ellos colonos de la zona, que no miran con buenos ojos la creación de este denominado santuario de la naturaleza. Apuntan a que el resultado podría implicar una serie de restricciones que repercutirían en sus actividades productivas desarrolladas desde principios del siglo pasado. Pero además acusan que quienes promueven la creación del área protegida no los han escuchado.

Momentos tensos se vivieron en la reunión sostenida la mañana del jueves en la municipalidad.

“Nosotros no nos oponemos. Nunca nos hemos opuesto. El tema está en que si nosotros estamos permanentemente diciendo que llevamos 100 años cuidando Tinquilco, porque nuestros abuelos llegaron hace cien años atrás, la verdad es que difícilmente nosotros podríamos oponernos a seguir cuidando la cuenca de Tinquilco y especialmente los recursos naturales que hemos usado y convivido con ellos. El problema es un tema de forma. Ellos (comité pro santuario) nos han despreciado en nuestra opinión, porque no han considerado la opinión de la gente del campo”, explica Jürgen Mättig Braatz, parte de un grupo de colonos organizados que no quieren ser parte del área protegida.

Pero el colono va un poco más allá y marca la diferencia entre ambas agrupaciones: “Hay una distancia tremenda entre cómo piensa y cómo vive la gente del campo a profesionales que vienen y con el poder del dinero compran un campo, un terreno y quieren establecerse a vivir. Esa convivencia es la que ellos nunca han generado y nunca han permitido que sea adecuada y fluida. Yo entiendo que quien llega a una parte a establecerse, tiene que adaptarse a la forma de vida de donde llega y no pretender imponer condiciones o establecer restricciones”.

Claudia Sutulov, quien es parte de la agrupación que busca convertir la zona en una área protegida, sostiene que la reunión celebrada el jueves por la mañana fue clave en llegar a puntos de convergencia entre ambos bandos. “Personas que estábamos en posiciones, aparentemente, distintas, estamos dialogando. El escenario, en este momento, es mucho más favorable. Se han empezado a establecer puentes de diálogo porque se ha generado una mejor comprensión respecto a algunos mitos que existían acerca del santuario. El primer mito es que estaba incluida la gente que no quería ser parte del santuario. Hemos desmitificado eso. En esta propuesta no hay ninguna persona que no quiera estar incluida. Dos, se clarificó que el derecho privado de las personas que están en el santuario como aquellos que no están, no se vea afectado. Y eso era otro mito”, argumenta Sutulov, quien agrega: “El tercer mito es que nosotros no habíamos generado ningún nivel de participación y que habíamos pasado a llevar a la gente y la habíamos atropellado. Nosotros, creo que hemos demostrado con suficientes hechos que, efectivamente, hicimos una serie de consultas”.

Si el 24 de enero el comité ministerial aprueba la creación del santuario, se debe conformar un consejo de administración por representantes de las organizaciones, propietarios, gente del Parque Nacional Huerquehue y miembros de la seremi de Medioambiente, entre otros. Esta agrupación debe dar forma a un plan de manejo donde se establezcan en consenso las restricciones y normativas que regularán el área protegida.

 

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