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La larga espera por una matrícula en el Colegio Pucón

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Con casi una semana de anticipación, los padres y apoderados comenzaron con una fila que hasta la madrugada de este jueves se acercaba a los veinte vehículos. Todo para obtener uno de los siete cupos directos que posee el establecimiento actualmente o quedar mejor posicionados en una lista de espera que comenzará a correr, se supone, en marzo. Planean pasar el Año Nuevo, prácticamente, acampando fuera del portón de acceso, ya que el proceso se abre recién el próximo martes tres de enero. 

ORGANIZACIÓN.- Los padres y apoderados han debido implementar un precario sistema de organización para resguardar el cupo y poder tener comodidades mínimas. Por las noches duermen en sus vehículos y van al baño en un bosque cercano.

Son pasadas la medianoche y ya es miércoles 29 de diciembre. Faltan dos días para el Año Nuevo y hay casi 20 vehículos que están en el portón de acceso del Colegio Pucón. Están esperando por la posibilidad de una matrícula. Pero recién tendrán la posibilidad de hacerlo el próximo martes 3 de enero. Es decir, en cinco días más. Pero ahí estaban estoicos, en medio de conversaciones. Fumándose un cigarro, tomando café y tratando de organizarse para no perder el cupo y la posibilidad de poner a un niño en el establecimiento.

Si bien el fenómeno no es nuevo y se ha repetido en años anteriores y en otros colegios, esta temporada pareciera que todo fue más anticipado, al menos en el Pucón. Eso, porque ya el lunes llegó el primer vehículo. Se trataba del padre de una menor que va a pre-kinder y anhela quedarse con el único cupo disponible en ese nivel. En total, el colegio que queda a metros del río Turbio tiene solo siete espacios en todos los cursos. Los que no alcances, deberán conformarse con una pre matrícula que los deja en una buena posición en caso de generarse un espacio entre marzo y noviembre del año que entra.

El problema de las esperas por un cupo, según se informó, comenzó con la implementación del Sistema de Admisión Escolar (SAE), impulsado por el gobierno de la ex Presidenta Michelle Bachelet. El mecanismo funciona en base a una plataforma web en la que los padres inscriben a sus hijos y marcan tres colegios de preferencia. Los establecimientos (todos los que reciben dineros del Estado. Es decir, públicos y particulares subvencionados), por cierto, tienen sus cupos limitados de acuerdo a un estudio técnico. O sea, no se pueden pasar de las capacidades que el ministerio les asignó en base a análisis de arquitectos. Si los niños no quedan en las preferencias marcadas por los apoderados, un algoritmo los destinará a otro establecimiento que sí tenga la capacidad. Es lo que se llama “la tómbola”. El problema de eso es que la demanda en las comunas (Pucón es un ejemplo de eso) supera la oferta y son destinados a ciudades o comunas vecinas. En otros casos, los menores quedan, incluso, sin matrícula. 

Lo anterior, eso sí, se desarrolla principalmente en la virtualidad de la web. Pero lo que se abre el martes tres de enero es la última etapa del proceso que incluye inscripción presencial para quedar en una lista de espera por si se generan cupos durante el año. Por lo mismo, los apoderados tratan de quedar en mejor ubicación, porque así se establece una prioridad en la inscripción que es por orden de llegada.

Papás acampando

Por todo lo anterior, es que los padres tienen que hacer varias peripecias para mantenerse en el lugar y compatibilizar el trabajo, las labores de la casa y el cuidado de los niños. Así, por ejemplo, los relevos los hacen con familiares e, incluso, los mismos alumnos que esperan su espacio y ya tienen edad reemplazan a los padres. También se ha visto que hay guarda-cupos pagados que se ganan algunos pesos por ir a ponerse en la fila durante el día o la noche. 

Está Rodrigo, por ejemplo, que fue el primero en llegar y dice que no se moverá hasta dejar a su sobrina matriculada en el único espacio que hay en pre-kinder. No sacará su vehículo por nada del mundo y le está haciendo el favor al padre de la niña con el que se han ido relevando. “Vamos a celebrar el Año Nuevo acá”, dice y revela que ya hay planes para comprar carne y algunos bebestibles para la fiesta del próximo 31 de diciembre.

Está también Valeria, quien no quiere repetir la experiencia de este 2022 y se quedó sin matrícula para su pequeño. “Tuvo que dar exámenes libres”, recuerda, pero para una madre trabajadora seguir en ese ritmo es muy difícil.

También se apreciaban en la fila y en la conversación de la noche a varios prominentes funcionarios municipales que, como la mayoría de los que estaba en el lugar, buscaban una mejor educación para sus críos. Todos, de alguna manera, tenían razones de peso para hacer el esfuerzo y estar cinco días con sus noches a la espera de anotarse en la lista de espera. 

El colegio

La Voz… se contactó con la directora del Colegio Pucón, Viviana Quiroga, para consultarle si tenían algún plan de contingencia para poder ayudar a mitigar la espera de los apoderados. Según ella, por ahora, no pueden hacer mucho más que abrir el portón la noche antes de comenzar el proceso de inscripción presencial. 

“En años anteriores hemos abierto una noche antes. No podemos tenerlo abierto antes, porque esto se escapó de nuestro control. La postulación por ministerio y registro público se abre el tres de enero, pero los apoderados comenzaron a llegar una semana antes. Por lo tanto hay un escenario que es incontrolable para nosotros como colegio: saber cuándo los papás van a empezar a llegar. Y este año, la verdad, es que fue con extremada anticipación. Por el momento, si quieren pasar al baño o a buscar agua dentro del colegio lo pueden hacer”, explica la directora, quien agrega que por un tema de transparencia deben abrir las puertas a los padres que pretenden inscribir el día que oficialmente se abre el proceso, es decir, el próximo martes.

Sobre la demanda que tiene el colegio, la directora dice que tiene sentimientos encontrados. Por un lado contenta de que los padres opten por el proyecto del establecimiento y por el otro lado complicada por cómo se desarrolla el proceso: “Sin lugar a dudas que este entusiasmo que hay de las familias por ser parte de nuestra comunidad es un aliciente porque entendemos que el colegio tienen un súper buen valor para los padres y apoderados y por eso hacen este esfuerzo gigante para esperar por un cupo; pero por otro lado encuentro terrible un sistema que no depende directamente de nosotros y es lo que se ha implementado a nivel país para admisión de los colegios. Lo encuentro bastante macabro”.

La Voz… recorrió otros colegios locales, pero no se registraban fenómenos similares.

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