Editorial
Elección de Gobernador en La Araucanía
(Hazte miembro de nuestro canal de Whatsapp y recibe las noticias primero)
Este fin de semana se va realizar la segunda vuelta de la elección de Gobernador en La Araucanía. Y en esta contienda se enfrentarán Luciano Rivas, quien busca la reelección y el ex diputado René Saffirio, quien se impuso en primera vuelta y tratará de sacar del cargo al primero.
Y más allá de la refriega electoral y las pasiones que desatan estos procesos, como medio de comunicación queremos enfocar en algunos elementos que entendemos son relevantes y que valen la pena destacar. Lo primero, obviamente, es la compleja situación judicial que atraviesa el candidato a la reelección, Luciano Rivas. Esto, con su ex jefe de gabinete en prisión preventiva, una colaboradora prófuga y otras tres funcionarias a punto de enfrentar a un juez de garantía para la formalización de cargos. Todo esto en el denominado Caso Fundaciones.
Y sin olvidar la presunción de inocencia y la posibilidad de que Rivas haya sido engañado y no supiera lo que, eventualmente, realizaban sus funcionarios; nos parece una señal contradictoria que el conglomerado que lo respalda haya menospreciado la gravedad de las imputaciones y el efecto social que construye en la opinión público el llevar un candidato tan cuestionado y con tantos flancos abiertos. La normalización de estas acusaciones, la cantidad de prensa que moviliza termina al final horadando aún más la reputación de todo un sistema político.
Creemos que la política es una fuerza de gran influencia en la sociedad por lo que los debates públicos influyen en la brújula moral de la población. En este sentido no hace bien ni a los partidos ni a la sociedad que se normalice que candidatos con tantas acusaciones participen de procesos de tanta relevancia e impacto. Los partidos políticos deben ser agentes que contribuyan a cambiar la opinión que se tiene de ellos, no la desprecien aún más.
La Araucanía es un electorado golpeado por la inseguridad y tiene una vocación de apoyar a los sectores de derecha, pero esta vez se enfrentan a un dilema que no será fácil: hacer vista gorda de las sospechas y acusaciones o apoyar a un sector político que ha promovido una validación ideológica de los movimientos radicales de la zona. Creemos que ese dilema es injusto para el ciudadano y que los partidos podrían haber hecho algo mejor las cosas de cara a los ciudadanos y a la ya vilipendiada política.