Editorial
Las causas del Administrador

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Esta semana vivimos como comunidad una situación extraña. De aquellas que confunden porque no sabes si forma parte de algún guión de película de bajo presupuesto o de una realidad extraña, casi onírica. Se supo que otra vez el administrador municipal, Francisco Torres, estaba vinculado a causas judiciales. A la de estar en un juicio por una deuda de arriendo, se sumó la de estar imputado por tratar de subirse a un avión con marihuana y otra por conducir ebrio.
En la primera (lo de la hierba), según dijo, tenía indicación médica (de acuerdo a sus palabras, aún mantiene las recetas y la orden del doctor), algo que no figura en ninguna parte de la causa penal pública a la que se puede acceder en el sistema web del Poder Judicial. El conducir ebrio es aún más Bollywoodense (de cine de Bombay). Según sus dichos, no estaba “conduciendo borracho” sino que sufrió una especie de “trampa” por parte de Carabineros, quienes de alguna forma pareciera ser que “lo engañaron” para encender su vehículo y de así tomarlo detenido, según señaló al ser consultado por este medio. Además de eso, no cumplió parte del acuerdo original con la fiscalía y estuvo en calidad de “prófugo” —según consta en la causa— y buscado por la PDI.
Más allá de lo inverosímil de las historias, llama profundamente la atención que el alcalde Álvarez, quien proclamó en su campaña “tener una estatura moral diferente”, haya sumado al equipo a quien en tan poco tiempo esté bajo tanto cuestionamiento a su idoneidad para servir en el cargo de confianza más importante de la comuna (por sus manos pasa la gestión de los más de $30 mil millones del presupuesto municipal). Porque la verdad es que creemos que no es normal —al menos para un importante funcionario público— manejar ebrio, ser buscado por la policía y tratar de subirse con droga a un avión. Esto es, a lo menos, cuestionable y pone un innecesario manto de dudas sobre la entrante administración.
Pero también llama la atención el grado de condescendencia que vimos en el concejo municipal. Eso con la excepción de Marina Matus. Al parecer, la mayoría de los ediles consideraron que el infringir la Ley antes y tener antecedentes en el Poder Judicial resulta ser un asunto personal intrascendente para el ejercicio de una función tan relevante como ser Administrador Municipal.
Es verdad que debido a las salidas alternativas que Torres acordó con la fiscalía en su momento (y a las bajas penas de los hechos imputados), no terminó inhabilitado para cumplir un cargo público, pero surgen preguntas que los fiscalizadores comunales del concejo municipal no se hicieron: ¿sigue el administrador siendo consumidor de marihuana? Si así fuera, ¿qué garantía hay de que la nueva administración ejerza con fuerza una persecución contra este flagelo si, eventualmente, quienes deben decidir son también consumidores? ¿Estarán dispuestos todos a hacerse un test de droga que traiga garantías sobre este asunto frente a la comunidad? Preguntas quedan muchas y hasta aquí ni la nueva administración, ni el honorable concejo han podido dar respuesta. Pucón las seguirá esperando.