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Mujer anciana y enferma se encuentra varada en Pucón: no puede cruzar la frontera desde el inicio de la pandemia
La familia de Ernestina Pinilla, quien vive en Cipolletti, Argentina; tenía la esperanza puesta en la apertura de Pino Hachado el pasado uno de diciembre, pero la variante Omicrón generó la alerta que puso en reversa la decisión de las autoridades. Ahora lidia con una agresiva úlcera gástrica y una artrosis que hacen muy dificultoso —sin contar el alto costo— su regreso en avión vía Buenos Aires.
Ernestina Pinilla (73) es chilena y puconina, pero decidió (como miles) emigrar hacia Argentina en los años ‘70. La búsqueda de un mayor bienestar económico para su familia marcó la salida hacia el país vecino desde donde decidió no volver y solo cruzaba la cordillera para visitar a sus parientes. Y así lo hizo en enero de 2020; pero la agarró la pandemia y el cierre de fronteras en Pucón. Y desde ahí se quedó en la ciudad sin poder regresar. Y aunque la luz se abrió con el anuncio de la apertura de algunos pasos, entre ellos Pino Hachado, la esperanza la cerró la variante Omicrón que puso a las autoridades en alerta y decidieron echar pie atrás la decisión de la apertura. Mientras, Ernestina sigue en Pucón a la espera de que algo pase y pueda volver a su hogar.
La odisea de Ernestina cuenta con su hija Valeria Muñoz, quien desde Cipolletti, ha dado lucha en los consulados de ambos países para gestionar un permiso especial para que Ernestina cruce. No lo ha logrado y siempre es por un papel u otro que falta. Mientras, la mujer debe quedarse en casa de familiares en Pucón y lidiar con una serie de dolencias, entre ellas, una úlcera gástrica que le genera hemorragias internas que ya la tuvieron hospitalizada. Además de una artrosis que la golpea en la columna y sus extremidades. Es decir, la situación se vuelve cada vez más compleja.
A estas alturas la situación, según cuenta la hija, se está haciendo insostenible; ya que los casi dos años que ha vivido Ernestina en Pucón le han acelerado sus problemas físicos. Sobre la posibilidad de hacerlo por avión a través de una combinación de Santiago con Buenos Aires o Mendoza y de ahí a Cipolletti, la hija cuenta que es algo muy complejo debido al alto costo económico de la travesía (casi US$ 1.000) y porque no están seguras de que Ernestina podría resistir un viaje de esas condiciones; sobre todo si tiene que hacerlo sola, ya que el tema económico haría prohibitiva la posibilidad de un segundo pasaje.
“Pido y ruego a las autoridades que por favor se pongan una mano en el corazón y vean estos casos tan urgentes. Ella tiene su permiso consular y, por favor, necesito que la autoricen a salir de Chile y que le permitan volver con nosotros a Argentina para tener sus cuidados y atender su salud, ya que está muy delicada. Si esto perdura en el tiempo ella va a seguir deteriorándose. No abandonen las necesidades de la gente”, dice su hija Valeria desde Cipolletti.
La hija ha participado en las últimas semanas en un movimiento gestado en Argentina con familias con ascendencia chilena que pide la apertura de fronteras. Todos, ya sea por motivos personales, familiares e, incluso, comerciales; están con el problema del cierre y buscan torcerle la mano a las autoridades que han mantenido la decisión por el miedo al Covid-19 y han cortado un flujo que por décadas le dio auge y potenció a las zonas fronterizas: “Mi madre sí o sí tiene que cruzar por el paso fronterizo terrestre. Por favor le ruego a las autoridades que hagan valer todos los casos excepcionales de salud. La salud de mi madre de 73 años no puede seguir esperando”.