Editorial
Búsqueda de Claudio Moreno
El pasado 19 de junio fue un día complejo para nuestra comunidad. Más allá de la tormenta y el clima duro, típico de los inviernos sureños, fuimos testigos de la alerta que se daba por la desaparición del ingeniero en Prevención de Riesgos y snowboardista aficionado, Claudio Moreno Burgos de 47 años. El hombre, padre de un hijo, planificó un día de aventura junto a dos amigos. Lo primero era practicar el deporte de nieve que lo apasionaba desde hacía varios años. Luego de eso terminarían en alguna de las varias termas que nos entrega la cercanía con el volcán Villarrica.
Pero las cosas no salieron como se esperaban. Según lo que se conoció posteriormente, Claudio tomó una ruta que no estaba planificada a través del zanjón del Correntoso y pese a que mantuvo contacto por algunas horas con sus amigos, ya por la tarde de ese día la batería del celular de Moreno se acabó y se dio inicio a una búsqueda que fue infructuosa por casi dos meses.
Y el motivo de esta editorial no es analizar ni pontificar sobre los cuidados que hay que tener cuando se sube a la montaña. La mayoría de los deportistas aficionados a estas actividades outdoors maneja los principios básicos de los cuidados. Pero, a veces, la aventura y el sentido del riesgo se extralimitan y los accidentes suceden. La idea de este texto es resaltar algunos elementos que nos parecen destacables.
Primero, la inquebrantable actitud de la familia directa que estuvo siempre en el lugar de los hechos, presionando a las autoridades y cuando parecía que todos el mundo se desentendió y el sentido común aconsejaba esperar hasta la primavera, ellos de alguna forma se las arreglaron para mantener el tema en la palestra y que no nos olvidemos que en los faldeos del volcán Villarrica había una persona extraviada.
También queremos destacar el esfuerzo y pasión que le pusieron a la búsqueda algunas personas que, tal como la familia, decidió tomarse esto casi de manera personal y no abandonar la búsqueda. Entre ellos el profesor local Víctor Vera, quien a la postre es todo un referente en estos casos. También el director de Turismo de la municipalidad de Villarrica, Cristóbal Bravo, quien siempre se las arregló para visibilizar el tema y buscar apoyo de los privados. También hay una serie de organizaciones no gubernamentales (ONG) que se plegaron a la búsqueda. Si las nombramos, probablemente, dejaremos a algunas afuera. Pero todo lo anterior muestra que ante las crisis, nuestro tejido social muestra niveles de resiliencia que vale la pena destacar y potenciar. Y lo último, el “potenciar”, es rol de nuestras autoridades.