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Madre denuncia que hija de 12 años fue violada en colegio de Carileufu y acusa negligencia en directivos del establecimiento

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  • El hecho, según la progenitora, ocurrió en dependencias del centro estudiantil en horario donde los menores debían estar en la sala de clases. Pese a las numerosas advertencias, dice la apoderada, no hubo intervención mayor. También dice que encontró videos de actividad sexual de otros niños en uno de los baños.

“Se supone que son los garantes de la seguridad de los niños”.

Las palabras de la madre salen con alguna dificultad y se entrecortan. Desde hace un poco más de 20 minutos habla con LVP para contar un duro testimonio. Acusa que su hija de 12 años sufrió una violación por un compañero dos años mayor en la Escuela Carileufu, que está bajo la administración de la Dirección de Administración de Educación Municipal (DAEM). 

Y los detalles que cuenta la madre (se resguarda la identidad de ella por protección a la víctima) son crudos y revelan una serie de complicaciones e, incluso, eventuales negligencias en las que pudieron caer los directivos del establecimiento que, a la postre, fueron incapaces de advertir y frenar el hecho que ocurrió en dependencias del centro estudiantil en un horario en que ambos alumnos debían estar al interior de la sala de clases. 

Pero la historia parte casi desde principios de año. Fue ahí cuando, según cuenta la madre, la niña inició una relación afectiva con un compañero de curso de 14 años de edad. La progenitora dice que si bien analizó la posibilidad de autorizar la relación con supervisión, una misma profesora del establecimiento la alertó y le recomendó no hacerlo. “Ella me dijo que no y que el niño no era una buena opción para estar con mi hija”, cuenta.

La negativa a la autorización generó, según relata, una explosión de rebeldía en la menor que empujaba a mantener la relación aún sin el permiso de la progenitora. Esto último trajo una serie de complicaciones que —de acuerdo al relato— alteraron la convivencia en el hogar y la relación entre madre e hija: “Fui muchas veces a pedir ayuda al colegio porque necesitaba que se tomara distancia. Yo sabía que no podía pedir que expulsaran al chico del colegio y tampoco podía sacar a mi hija. Hablé con el director, con el encargado de convivencia y con el inspector general y les pedí que por favor me ayudaran a que ellos tomaran distancia. Si bien dentro de la sala tenían que estar juntos, no hacer que desarrollaran actividades académicas juntos como hacer tareas o trabajos. La idea es que no se relacionaran”.

Pero la relación siguió y eso profundizó los problemas. Por lo mismo, la madre dice que, prácticamente, una vez al mes iba al colegio para que le brinden ayuda. “Siempre me decían que activaban los protocolos, pero todo seguía igual”, recuerda.

Los conflictos en el hogar siguieron e, incluso, traspasaron el umbral de la casa familiar. Esto, porque la menor de edad acusó a la pareja de la madre de un supuesto abuso. Según la progenitora, este fue un hecho que nunca sucedió y generó que la llamaran del establecimiento y que el hombre saliera de la casa. El punto es que el testimonio de la menor duró poco y luego se desdijo y reconoció que era una mentira para generar conflicto: “Este chico convence a mi hija de acusar a mi pareja de abuso sexual. A mi me llaman, yo reacciono, se hizo la denuncia y mi pareja se fue de la casa. Cuando la fiscalía llamó para ratificar la denuncia y hacer una declaración formal, ella (la menor) reconoció que era una mentira. Ella veía en mi pareja a una persona que también la restringía en sus intenciones”. 

Celular con imágenes

Pero lo anterior (la acusación) generó que la madre indagara sobre algunas cosas que sucedían en el establecimiento y las actividades, principalmente, en los baños. “Yo tomé su celular (el de la menor) y encontré muchos videos de menores de edad en donde salían besándose, tocándose. Tenían un baño para tener relaciones sexuales dentro del establecimiento. El director (del colegio, Jordán Huerta) me pidió que le enviara los videos, pero no accedí porque habían niños”, dice. Las imágenes, según ella, las derivó a la fiscalía. Cuenta, además, que el director le prometió que realizarían un protocolo y se mantendrían en alerta por esta situación. Agrega que también esto se lo hizo saber a las personas encargadas en DAEM en Pucón.

Pero la historia continuó y escaló hasta tener su punto más complejo la primera semana de noviembre. “Mamá, sé que estás enojada conmigo, pero necesito conversar contigo y necesito tu ayuda”, fue la alerta que recibió la madre la mañana del martes 12 cuando aún estaba en la ducha. La conversación reveló un hecho complejo que incluía eventuales afecciones en su zona íntima: “Le dije que necesitaba que me dijera la verdad sobre lo que pasaba. Me dice que el día jueves de la semana pasada (9 de noviembre) había tenido relaciones sexuales con este chico al interior de la escuela en las calderas del establecimiento. Dijo que se sentía mal y que por favor la ayudara”.

La madre dice que con esa información se dirigió al colegio y solicitó hablar con el director Huerta. “Ellos estaban súper sorprendidos. En ningún momento se dieron cuenta que en horario de clases, dos de sus alumnos no estaban en la sala. Ellos debían estar en la sala al mediodía. Ya se había acabado hace 20 minutos el recreo y si bien estaban sus cosas en la sala, ningún profesor se preguntó por qué no estaban los alumnos en la sala. Ellos estuvieron desde ese recreo (antes del mediodía) hasta las 14 horas fuera de la sala”, dice la madre.

Según el testimonio de la menor, si bien había una especie de acuerdo previo, al final la relación no fue consentida. Con todo, la madre dice tener peritajes médicos que indican lesiones y otros elementos que dan cuenta de una posible violación. El punto es que por la edad de la víctima, para la ley es poco relevante si la relación fue consensuada o forzada, ya que la edad legal de consentimiento sexual parte en Chile a los 14 años. Es decir, antes de eso, la ley considera cualquier acto sexual como violación. Y el tema de la edad es clave, ya que en el caso del varón, la edad (14) lo hace imputable ante la justicia bajo la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente. Es decir, el problema tiene una arista judicial profunda: “En este minuto mi hija tiene un atraso y recién en cuatro semanas más voy a saber si está embarazada o no”.

“No supe más del colegio”

De acuerdo a la versión de la madre, en el colegio le hicieron firmar un documento que daba cuenta de la reunión en la que ella comunicó la situación. Pero no hubo mucho más que eso. Luego de eso, llamó a Carabineros quienes la ayudaron con la denuncia formal y los primeros peritajes de la menor; quien se encuentra en una compleja situación mental y física. “No supe más del colegio y ellos no me han vuelto a contactar”, acota.

Al día siguiente, es decir el miércoles 13 de noviembre, la madre cuenta que concurre a las oficinas del DAEM en Pucón. Ahí dice que se entrevista con el jefe subrogante, Ignacio García; y con el encargado comunal de convivencia escolar Jonathan Urra; quienes —según la mujer— argumentaron no tener idea del tema, ya que el colegio no les había informado: “Les mostré el documento que me habían entregado en la Urgencia del hospital y ellos me dicen que no tenían conocimiento de la situación. Ahí exigieron al director y al encargado de convivencia del colegio que bajaran (desde Carileufu) al DAEM en Pucón. Ahí les dije que cómo era posible que una situación tan grave no hubiera sido comunicado en el acto a las autoridades”. Más tarde, eso sí, se enteraría que había llegado un sobre con un documento en el que explicaban (desde el colegio) en parte la situación y señalaban que “estaban investigando el hecho”. “Violaron a mi hija en el colegio y nadie baja personalmente a comentarle la situación a una autoridad. Esto no era algo para enviar un papel o hablarlo por Whatsapp. Era algo grave”, acusa y agrega: “Se supone que ellos son garantes de la seguridad de los niños”.

Si bien LVP envió una serie de preguntas a comunicaciones de la municipalidad, hasta al cierre de esta nota no habían sido respondidas. Entre ellas el por qué no se reparó en que dos estudiantes estaban fuera de la sala en horario de clases o qué se hizo con las alertas levantadas por la propia apoderada o con la denuncia de actividad sexual de menores (con videos incluidos) en uno de los baños tal como lo dice la misma apoderada. También se les consultó el cómo se manejó la denuncia de violación de la apoderada y que apoyo se le dio a la víctima y también al niño menor de edad que habría cometido el ilícito. Lo último que se supo es que desde el nivel central de la dirección de Educación municipal se está gestionando atención médica y psicológica para la menor y la familia. Esto estaría a cargo del encargado comunal de convivencia escolar. 

Realidad compleja

Según estimaciones de especialistas publicadas en la prensa nacional un tercio de los abusos sexuales son cometidos por menores de edad. Los mismos especialistas recomiendan una serie de acciones que parten con separar al agresor de la víctima, denunciar como lo exige la Ley; pero también buscar ayuda integral tanto para la víctima y su familia como para el agresor y la suya.

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