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La denuncia de bullying que estremece al colegio Liahona

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  • Una madre acusó a través de un video viralizado en redes sociales una golpiza a su hijo de nueve años. Los supuestos agresores son alumnos de enseñanza media. El colegio puconino rechaza los dichos y aseguran que todo es falso. El caso está en la superintendencia de Educación, organismo que cataloga la situación como “crítica”

El testimonio es, a la verdad, en extremo crudo. Un niño de tan sólo nueve años acusó una serie de golpizas al interior del colegio Liahona de Pucón. La madre lo supo semanas después del primer ataque y al hacer la denuncia al interior del establecimiento no fue tomada en cuenta. A raíz de esto, hace un video contando en detalle lo sucedido en la red social Tik Tok donde se viraliza.

El primer párrafo de este reportaje resume, a grandes rasgos, los hechos que han golpeado fuerte a la educación local. Una joven madre, Évelyn Labraña (28), quien busca ayuda y justicia para el pequeño Martín. El menor acusó golpizas de parte de estudiantes de enseñanza media; las que lo tienen semi postrado. De parte del colegio, en tanto, niegan los hechos (que caen en el concepto de bullying) en una carta pública y acusan que la madre derechamente está mintiendo. En medio de todo, una investigación de la superintendencia de Educación y, al parecer, una pronta denuncia en la justicia ordinaria, ya que los agresores serían mayores de 14 años y, por lo tanto, imputables ante la Ley. 

Pero la historia contada directamente por Évelyn revela una serie de elementos que, de ser ciertos, ponen en el caso en un nivel de gravedad alto. “Las agresiones de mi hijo Martín partieron la primera semana del mes de abril y el episodio se prolongó durante tres semanas de las cuales mi hijo, debido a las constantes amenazas de estas personas de enseñanza media, se quedó callado. Esto, debido a que cada vez que le pegaban le decían que si él hablaba la golpiza sería más fuerte”, recuerda la madre en conversación con LVP.

De acuerdo al relato de la madre, los ataques (materializados en los baños del establecimiento) partieron por que el niño vio acciones de carácter sexual entre los más grandes: “Supuestamente el colegio Liahona tiene baños divididos de primero a cuarto básico; de quinto a octavo y en el segundo piso baño de enseñanza media. Mi hijo, la primera vez que fue golpeado, se dirigió al baño que le corresponde a su ciclo y vio a alumnos de enseñanza media en actos que no son propios. Estos alumnos se estaban tocando entre ellos. Y al percatarse ellos que mi hijos los había visto decidieron golpearlo y amenazarlo”.

Si bien el primer hecho ocurrió la primera semana de abril, Évelyn Labraña no lo supo hasta fines de ese mes. “Mi hijo por miedo se calló tres semanas y si bien siguió recibiendo amenazas de este grupo de estudiantes, también recibió otros golpes más. Siempre en los baños del colegio”, recuerda Évelyn y luego agrega con la voz algo quebrada: “El día 25 fue el día en que finalmente Martín logra contarnos a nosotros por qué no podía caminar, ya que le dolían mucho las piernas. Ahí rompe en llanto y me relata la historia”. 

La reacción

Una vez que la madre conoció la historia de labios de su hijo, la madre se dirigió al colegio para pedir algún tipo de explicaciones, pero según ella, en el establecimiento no estuvieron a la altura. “Tuvimos una entrevista con el equipo directivo. Yo ahí fui con mi padre y llevamos la constatación de lesiones. Ninguno de los presentes tomó ese documento (la constatación de lesiones) y simplemente tomaron nota de lo que el menor nos había relatado y ahí dijeron que iban a iniciar un proceso investigativo”, recuerda la mujer, quien agrega que las entrevistas continuaron, pero que nunca les dieron alguna salida concreta al asunto. 

“Nosotros en cada entrevista relatábamos los hechos —dice Évelyn— porque el niño iba recordando episodios. Nosotros se los entregábamos al colegio confiando en que el colegio haría algo y hasta el día de hoy la única respuesta que hemos recibido es que los baños no tienen cámara y no hay cómo saber si la denuncia es verdadera o no”.

Según Évelyn Labrana, las golpizas le generaron un problema psicomotriz al menor y también otros de carácter psicológico. De hecho, la madre tiene un informe profesional que profundiza en esta área y revela efectos de los malos tratos. 

La versión del colegio: “Es falso”

Una vez conocidos los hechos a través de la publicación del testimonio de la madre en Tik Tok, el colegio Liahona emitió un comunicado público. Ahí fueron tajantes y sostuvieron que lo señalado por la madre es falso. “Uno de los antecedentes relacionados a este caso, es que el año pasado también denunció al Colegio por temas de bullying; sin embargo, la Superintendencia cerró el caso por considerarlo inconsistente”, dicen y agregan: “Este año nuevamente procede a hacer una denuncia, otra vez sobre bullying. Hemos aplicado estrictamente el protocolo y hecho la investigación demostrando a ella una gran contradicción entre los argumentos que da, en los cuales cambia varias veces su versión de los hechos. El Colegio revisó las cámaras que apuntan hacia el baño y en todo momento puede comprobarse que el alumno no ingresa al baño, esa revisión se hizo cada día que la apoderada denunció”.

En el comunicado el colegio, además, agregó que denunció a la apoderada por una supuesta vulneración de derechos. Esto, por hacer público el tema y, supuestamente, exponer al menor en las redes sociales: “El hecho de exponer al niño a las redes sociales nos pareció una vulneración a los derechos del niño, es por eso, denunciamos al Organismo pertinente para que investigara lo acontecido y comprobara si el alumno había sido maltratado en otro lugar”. La madre, por cierto, rechaza lo explicitado por el establecimiento. Según ella, el comunicado del colegio sólo busca denostarla para desacreditar su testimonio.

Superintendencia

Desde la superintendencia de Educación también hicieron llegar un comunicado referente al tema. En este documento califican la denuncia como “crítica” y sostienen que se encuentran recopilando todos los antecedentes respecto del tema al que le dieron prioridad.

“El colegio ya nos envió los antecedentes que le solicitamos y, actualmente, nos encontramos en proceso de análisis de dichos insumos, más los aportados por la madre del menor. Si detectamos indicios de incumplimientos a la normativa educacional por parte del colegio, procederemos a fiscalizarlo. En caso de constatarse las infracciones, instruiremos un procedimiento administrativo sancionatorio, que podría culminar en amonestaciones, multas en UTM, u otras sanciones que contempla la normativa”, se lee en el texto, en el que se agrega: “Las agresiones o situaciones de maltrato o discriminación no deben tener cabida en los establecimientos educacionales, y las escuelas y liceos tienen el deber de implementar estrategias que apunten a prevenir situaciones de esta naturaleza”.

En el documento también se explicita que los colegios deben tener sus protocolos actualizados y de existir algún indicio de la ocurrencia de un delito, se debe hacer la denuncia en las 24 horas siguientes de conocido el hecho a Carabineros, PDI o la fiscalía. Sobre este último punto, la madre sostuvo que si bien en un inicio fue a Carabineros, estos no le recibieron la denuncia. Por ahora, trabaja junto a un abogado para entregar los antecedentes al Ministerio Público. 

Por ahora el niño se encuentra en recuperación junto a su familia cercana y seguirá estudiando, pero ya no en Liahona. Por ahora tendrá que rendir exámenes libres.

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