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Presidente de Cámara de Turismo apunta a responsabilidad municipal por la frustrada construcción del nuevo casino
Eugenio Benavente entra al debate público y pone en la mesa un elemento que no había sido tocado en la discusión: el rol de la dirección de Obras de la época en el proceso de licitación. Concejales sostienen que de no llegar a puerto con el proyecto, la Superintendencia de Casinos y Juegos (SCJ) debe hacer efectiva las boletas de garantía.
El presidente de la Cámara de Turismo de Pucón, Eugenio Benavente, tomó voz en el problema que la empresa Enjoy vive en la actualidad y que mantiene —hasta ahora— la construcción del nuevo casino en “fojas cero”; luego de conocida la solicitud de la compañía a la Superintendencia de Casino y Juegos (SCJ) para renunciar a la licitación o que el ente estatal le de más tiempo para materializarla. Todo esto, por cierto, sin cobrar las boletas de garantía que para el proyecto Pucón alcanzan los US$13 millones. El líder gremial puso en la mesa un elemento inédito en la discusión y cargó una cuota de responsabilidad al municipio local por haber dado luz verde y valorizado un proyecto que, en los hechos, no se podía construir donde estaba emplazado originalmente (a un costado del Gran Hotel Pucón). Es decir, a juicio de Benavente, era inviable desde el principio.
“Acá hubo un problema en la presentación de un proyecto en una zona en la que no se podía cumplir con lo que prometió y debió haberse frenado en ese minuto”, explica Benavente. En el fondo, el dirigente apunta a los albores del proceso de licitación cuando la SCJ consultó a la municipalidad por ambos proyectos en competencia, el de Enjoy y el de Sun Dreams. Fue en ese momento, y tal como lo reveló La Voz…, la directora de Obras de ese tiempo, Lorena Fuentes, no fue lo suficientemente tajante y sostuvo que ambos proyectos (el de Enjoy y Sun Dreams) eran perfectibles y que, en todo caso, faltaba desarrollo arquitectónico para evaluarlos. Además se contó con un informe firmado por el alcalde Carlos Barra que valorizó de mejor manera el proyecto Enjoy por sobre el de Sun Dreams. A juicio de Benavente, era en ese momento, en que el proyecto de la empresa que actualmente tiene la licencia para operar el principal centro de juegos de la zona, debió ser detenido porque, simplemente, era inviable. De hecho, el proyecto no pudo ser edificado en el emplazamiento original (por una serie de problemas relativos a la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción) y debió ser trasladado de ubicación. Ahora, pese a que los permisos de construcción ya están en su etapa final, el proyecto está en dudas por la situación de la empresa, la que además se encuentra en un proceso de reorganización judicial para evitar la quiebra.
“En ese minuto (en la evaluación técnica de la Dirección de Obras Municipal) no hay más que hablar. Tendría que haber readaptado la propuesta Enjoy si es que SCJ se lo permite, porque una que las licitaciones están presentadas y quedaste fuera por bases, quedaste fuera no más”, explica Benavente, quien agrega: “Si la empres que postula, postuló mal queda fuera como en todo tema de licitaciones”.
Benavente profundiza en el tema: “Si Obras ve que la presentación está fuera de los marcos legales, deberían haber anunciado la imposibilidad de la ejecución del proyecto. No debería haber pasado. Debería haber quedado automáticamente fuera”.
En el fondo, el empresario sostiene que si el tema se hubiese desarrollado correctamente, la construcción del nuevo casino, a esta fecha, estaría en etapas finales; ya que la licitación original le daba un plazo de dos años a la empresa que se la adjudicaría y eso se hubiese cumplido en junio de 2020: “Debería haber estado en fase de término y al concesionario que haya tomado la licitación le hubiese tocado el problema social (estallido) y la pandemia. Pero todo esto es post la licitación, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Son problemas que se mezclaron ahora, pero no tendrían por qué haber sido mezcladas”.
Al consultarle a la municipalidad por estos dichos, señalaron (como ha sido costumbre en las últimas semanas) que no se referirán al tema.
“Realidad pulverizada”
En tanto, este domingo se conoció parte del documento que la empresa ingresó a la SCJ en la que solicitaban cesar las nuevas licencias de los casinos municipales, incluyendo el de Pucón. En el documento, el gerente general de la empresa Rodrigo Larraín, señala que las propuestas fueron presentadas en un escenario diferente al actual y eso, de por sí, imposibilitaba el cumplimiento de lo prometido en la licitación de 2018. “Los proyectos recientemente adjudicados fueron presentados sobre la base de una matemática financiera y económica que hoy fue pulverizada por la realidad”, expresa Larraín en el documento revelado por el diario El Mercurio de Santiago.
En el texto se refuerza algo que ya se conocía y es que la empresa apunta a que no tienen responsabilidad en el incumplimiento, por lo mismo buscan evitar el pago de las boletas de garantía. En ese contexto, entregan otras dos salidas (además de licitar nuevamente los cuatro casinos: Pucón, Viña del Mar, Puerto Varas y Coquimbo). Ellas, son que la SCJ les de otros tres años a la empresa para materializar el proyecto y que además les alarguen en cinco años la actual concesión. Y esto último es algo que solicita la industria completa. El problema de esto es que no está claro si la SCJ tiene las facultades legales para acceder a lo solicitado por la compañía. Eso, porque los reglamentos y marco legal en la que opera esta entidad están claramente delimitados y acotados y para ellos sería imposible moverse de ese escenario. En ese contexto, no se descarta que sea necesario un cambio en la ley que eventualmente deba pasar por el Congreso, con todo lo complejo (en tiempo y forma) que eso pueda significar.
En el texto, Larraín argumenta que bajo la actual realidad influenciada por el estallido social y la pandemia, las condiciones estructurales de los nuevos casinos deberían cambiar (salones más pequeños, menos máquinas de apuestas, etc); por lo que las ofertas económicas también deberían variar. Así las cosas, en el mejor de los casos que implica que Enjoy pueda construir bajo condiciones de tiempo y forma diferentes, es muy difícil que los $3.000 millones prometidos a la municipalidad se concreten en algún momento. Con todo, y pese a los mensajes optimistas emanados desde la misma municipalidad respecto al tema, los porfiados hechos quedan plasmados en el documento ingresado por el gerente de la empresa a la SCJ: “Enjoy ha tomado la difícil decisión de suspender la ejecución de suspender la ejecución de obras y la compra o contratación de bienes y servicios de estos nuevos proyectos hasta tener certeza de las condiciones regulatorias aplicables”.
Concejales
El concejal Cristian Hernández (RN) publicó en sus redes sociales un extenso texto sobre el tema Enjoy. Consultado por La Voz…, el edil está en la misma línea que el presidente de la Cámara de Turismo, Eugenio Benavente, en torno a la responsabilidad de la municipalidad por darle “luz verde” a un proyecto que en su génesis se probó como inviable (construir al lado del Gran Hotel Pucón). “Hay una responsabilidad múltiple entre la Dirección de Obras que es el ente técnico y quien firma después, que es el jefe superior del servicio (el alcalde Barra)”, explica Hernández, quien agrega: “Creo que es mucho lo que estaba en juego en cuanto al porcentaje, en cuanto a la edificación, en cuanto a la infraestructura complementaria como para no haber pensado en eso. Y lo más importante, no se pensó en el futuro de la gente que allí trabaja”.
El RN también es claro con su postura, tal como lo señaló en redes sociales, en torno a que si no se construye el nuevo casino, la SCJ debe hacer efectiva las boletas de garantía. “Las boletas de garantía son para eso, para garantizar cuando el proyecto no se lleva a cabo. Y eso es inexcusable, no tiene pie atrás. Para eso son las bases y por algo existen boletas de garantía: para que se cobren y se resguarde el presupuesto municipal”, apunta.
Quien también quiso participar de esta discusión fue el DC Omar Cortez. Si bien el edil, en el papel opositor, evitó tomar posición en cuanto a la eventual responsabilidad municipal y del alcalde en el frustrado proyecto, sí se mostró a favor de que la SCJ cobre las boletas de garantía. “Si no se cumple con la licitación, la superintendencia tiene que cobrar las boletas de garantía”, dice, aunque agrega una salvedad: “Si la industria completa genera cambios en la legislación, es un tema completamente diferente, pero al día de hoy las boletas deben cobrarse si no se cumplen los contratos”.
Según Cortez, eso sí, en la reunión de concejo (no se hizo pública) con el gerente de Enjoy Pucón, Gonzalo Grob, este último habría asegurado que el proyecto seguía en pie: “Eso al menos me informaron. Gonzalo Grob dijo que el proyecto sigue avanzando en los tiempos y formas para que el próximo año cumplamos con la licitación”. Cortez también asegura que Grob informó que ya pagaron los permisos de construcción. Un dato: la reunión entre los concejales y Grob fue el jueves y la publicación de El Mercurio con el documento de Larraín se conoció el domingo. Con todo, “la bolita” pareciera ser que no para de correr. Solo hay que hacer las apuestas, pero el resultado es cada vez más incierto.
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