Los $322 millones de eventos

Durante la semana conocimos ya formal y sistemáticamente sobre la aprobación de $322 millones para eventos artísticos y actividades de verano. Y el asunto fue controversial debido a las opiniones de algunos concejales, principalmente, de Verónica Castillo, quien reiteró sus dichos en nuestro programa Contra Voz en el que estableció que la cifra era demasiado abultada (“exorbitante” fue la palabra que usó) tomando en cuenta las “necesidades que tiene la comuna”.

Y más allá si la cifra es o no extrema; es necesario poner en la mesa algunos elementos para que el análisis y la evaluación sean contextualizadas. Lo primero de eso es entender si la propuesta realizada por el encargado de eventos responde o no a una planificación integral o a una política de desarrollo cultural, artística y comercial que va en beneficio de los intereses próximos de la comuna. Es decir si lo que se propone obedece a una política mayor de desarrollo comunal o, si por el contrario, son sólo actividades independientes que tienen como fin último entretener a la gente, ya sean locales o visitantes. 

Y lo anterior no es menor, porque tal como lo dijo la concejala Castillo en su entrevista, los tiempos están muy difíciles como para despilfarrar los recursos en actividades que no tienen mayor objetivo que la entretención. Ahora, si estos eventos obedecen a una planificación de desarrollo que tiene que ver con el fin de una comuna enfocada, casi todo el año, en el desarrollo sano de la industria turística, es evidente que los $322 millones no son un gasto, sino que una inversión. 

Punto aparte nos merece lo señalado por la misma Castillo y otros concejales en torno a los niveles de independencia que tiene el encargado de eventos Claudio Poblete. Esto, porque de acuerdo a lo dicho en diferentes instancias y concejos municipales, Poblete pareciera no depender o dar cuenta a alguna unidad mayor sea esta Cultura o Turismo. Es decir, pareciera ser que no existe un modelo de desarrollo de eventos que tenga que ver con las áreas que, entendemos, son las más cercanas como las ya nombradas. Ya conocimos casos anteriores en los que por esta independencia se cometieron algunos excesos que fueron cuestionados como “faltas a la probidad” desde la misma municipalidad con actores que aún permanecen en la administración pública local. Si no se quieren repetir errores del pasado, lo mejor es no hacer lo mismo que se hizo antes. Es una lección de vida que el ser humano no siempre sigue.