Editorial
Otra vez la doble vía Freire – Villarrica
En la semana fuimos testigos, una vez más, de una discusión mediática en torno al proyecto de doble vía entre Freire y Villarrica. Y así como ha sido en los últimos diez años, el sólo hecho de poner en pauta el tema trajo controversia en redes sociales y también en el ámbito político, en el de las autoridades y de los privados. Cada uno planteando ideas desde sus propios intereses.
A veces, desde la tribuna del público pareciera ser que este es un diálogo de sordos, un mix entre ideas conspirativas y populistas (sobre todo en tiempos de campaña) y al final lo importante, que es la búsqueda de soluciones realistas, se pierde. Y esto último, principalmente, por la evidencia en torno a que el tramo de 44 kilómetros en la actualidad está sobrepasado por la demanda y adolesce estructuralmente de elementos que la hagan más segura y acorde al nivel del parque automotor actual. Por lo mismo, periódicamente somos testigos de accidentes fatales y transitarla, en los hechos, se hace todo un desafío a la seguridad en el que no se sabe si regresas bien, en una ambulancia o, lo que es peor, no volver.
Mientras tanto, las redes sociales hacen un triste aporte y campean las teorías conspirativas sobre particulares intereses de industrias (inexistentes en la zona) como la minera o una vía transoceánica (en buena hora que así sea) que “depredará” lo poco que queda de naturaleza; o los buenistas y “expertos online” que creen que todo mejora con una mayor fiscalización de Carabineros (como si estos sobraran). Los políticos tampoco ayudan mucho. Entre ellos el mismo gobernador Luciano Rivas, quien hace dos años atrás ayudó a enterrar el proyecto con una consulta ciudadana mal diseñada y con escasa representación (sólo el 10% del padrón electoral) en la que la opción “No” a la doble vía se impuso. Ahora Rivas, junto a candidatos locales, aparece promoviendo una opción de una vía sin peajes, ¿quién podría estar en desacuerdo de que le den una ruta segura, de calidad y gratis? Pero en la práctica, esa es una opción más bien lejana (lo dice la ministra de Obras Pública, Jessica López), muy amable de escuchar en tiempo de elecciones, pero repleta de burocracia y complicaciones administrativas que al final terminarán entorpeciendo la búsqueda de soluciones a un problema que urge resolver.
Por lo mismo, el llamado de esta editorial, es dejar los intereses particulares de lado, alejarse del populismo y tomar decisiones que vayan en pos del bien común y que se proyecten en el tiempo. Eso, aunque esas decisiones no vayan en la línea de las fuerzas de interés vociferantes que no necesariamente representan a las mayorías. A veces hacer lo correcto dista mucho de hacer lo popular. Es tiempo de hacer lo que se debe hacer. No queremos más muertos en esa ruta.