Sumarios municipales

En la semana conocimos del sano ejercicio de la cuenta pública municipal. Y recalcamos “sano”, debido a lo positivo que resulta para la comunidad conocer en detalle sobre los dineros que ingresan a la principal institución pública local y, más aún, en qué se gastan esos recursos. Por que claro, podemos tener opiniones sobre el destino del dinero, pero no podemos decir que “nadie sabe qué se hace con la plata”. Porque, precisamente, de eso se trata la cuenta pública: saber qué se hace con los recursos públicos.

Pero no sólo conocimos sobre el ingreso y posterior uso del dinero. El documento de la cuenta pública también traía detalles de los sumarios abiertos durante el 2023. Y entre los datos de las 61 causas administrativas, llama la atención que sólo terminaron nueve y, más aún, que nadie haya sido sancionado. 

Los datos anteriores hacen reiterativa una constante que se ha dado en nuestra municipalidad: los sumarios se alargan en demasía y los resultados no siempre están acorde a los hechos que propiciaron la apertura. Es decir, es bastante cuestionable que no existan sanciones ni se determinen responsabilidades. Es sólo aplicación de sentido común. 

Ahora, lo de los sumarios pareciera ser una constante en todo el sistema público chileno. Esto, porque no es lógico que los funcionarios públicos investiguen causas de colegas con los que comparten a diario y en sistemas donde se deben mantener las relaciones de manera positiva y un clima laboral adecuado. Entonces, más que una crítica a los sumarios municipales, esta editorial trata de poner el punto es que estas formas de investigar faltas administrativas están obsoletas la administración pública por lo que se debería propiciar un sistema diferente y externo. Tal vez profundizar la actividad de la Contraloría inyectando más recursos o alguna otra salida que excluya la actuación de los colegas funcionarios. Definitivamente es tarea de los legisladores propiciar mejores soluciones.