Connect with us

Actualidad

Ahumados Trancura: la historia tras el mágico sabor tradicional que nace desde Quetroleufu

Publicado

en

La empresa familiar que irrumpió en la zona hace unos pocos años prepara una expansión en dos niveles: un local en Pucón y una sanguchería con productos locales que se llamará “Rincón Guachaca”. Su dueño repasa cómo surgió el emprendimiento arraigado en recetas familiares de varias generaciones. 

EMPRENDEDORES.- Jorge Sandoval y Alejandra Barros son la pareja que está tras este exitoso emprendimiento culinario local. Ambos dejaron sus trabajos para dedicarse a los ahumados.

Jorge Sandoval (46) dice que el “arte culinario” del ahumado es parte de su vida. Se crió con un fogón tradicional en el campo, más específicamente en El Carmen, región de Ñuble, a pocos kilómetros de Chillán. Cuenta que la vida completa se desarrollaba al lado de ese fogón. Y pese a que más tarde, las circunstancias y la vida misma lo hicieron moverse y buscar nuevos horizontes. Lo del fuego y el humo se mantuvo en su memoria dura. Y eso, por cierto, tenía el potencial de conectarlo con los años de niñez junto a los viejos.

“Era parte de la vida del campo siempre hacer cosas de ahumados. Como no había refrigeradores porque éramos bastante pobres, las técnicas de conservación de la carne era ahumarla. Es como la gente que vive en la costa sabe de pescados, los del norte de minería; nosotros teníamos esos conocimientos. Además por parte de la familia de mi padre tenía carnicería”, recuerda. Pero no solo eso, también agrega:  “Además en mi casa cuando se mataba un chancho era una fiesta en la que se juntaba la gente. Era un verdadero evento social y como los viejos se pasaban de copas, uno como niño tenía que ayudar y aprender todo eso. Por ahí parte esta historia”.

Pero los años pasaron y Jorge abandonó El Carmen. Había que buscar nuevos rumbos y también alguna profesión o actividad que le permitiera ganarse la vida. En el caso de él, lo fue la construcción de estructuras metálicas (es técnico en esta actividad) y conducir camiones, otra de sus pasiones (“Es el trabajo que más adoro”, dice). Pero lo de los ahumados estaba ahí. A la espera.

Los años pasaron y los caminos de la vida lo llevaron a conocer a quien ahora es su esposa, Alejandra Barros (40). Ella es ingeniera acuícola y por su labor ambos llegaron a la zona, específicamente a Curarrehue, hace un poco más de diez años. Pero el punto clave de esta historia ocurre un día del padre el año 2014. Fue ahí cuando la familia decide regalarle a Jorge una moledora de carne. Y, probablemente sin saberlo, la vida para ellos cambió.

“‘Hagamos longanizas’, dije. Para mi. Llamé a mi mamá para una receta. Hablé con mi madrina por una receta muy rica que tenía; con mis primos que hacían longaniza en Chillán. Y así hicimos las primeras longanizas para nosotros y después comenzamos a venderle a los compañeros de trabajo de Alejandra. El bicho del emprendimiento siempre estuvo”, acota.

Y la cosa comenzó a crecer. La pareja comenzó a buscar recetas, formas de ahumar y poco a poco lo que partió casi como una humorada se comenzó a transformar en un negocio: “Comenzamos de a poco a tener más clientes, entre eso volví a los camones y pudimos hacer capital para comprar herramientas y maquinaria; hasta que nos dimos cuenta de que estábamos en un buen momento para renunciar a nuestros trabajos y dedicarnos a esto”. 

Así y tras las longanizas, vinieron los costillares, los arrollados, el cuero de chancho, y todos los productos que se pueden encontrar en su local de Quetroleufu (pronto abrirán uno en Pucón). Todas las recetas, eso sí, vienen de años de tradición familiar. Y el ahumado, por cierto, es de forma natural en un fogón, tal como en los años de su niñez en el campo. De cuatro generaciones, según cuenta.

Luego de la formalización del negocio y con el apoyo del Estado vía proyectos de Corfo, lograron abrir un local en 2019. Esto a metros del río Trancura por el camino que va de Pucón a Caburgua. Al poco tiempo encontraron un local más grande en el kilómetro 11 del mismo camino (frente a la capilla Santa Clara) en Quetroleufu. En este último lugar tienen su sala de producción, ahumador y punto de venta al público. 

Pero hay más. Jorge y Alejandra manejan dos proyectos de expansión para el corto plazo. El primero es una sanguchería tradicional a un costado del local en Quetroleufu. Y el segundo, es un punto de venta en el centro de Pucón, específicamente, frente a la municipalidad. “Se viene pronto un punto de venta en Pucón y la otra línea de negocios de Ahumados Trancura es ‘Rincón Guachaca’, una sanguchería que será una empresa hermana y que ocupará el mismo espacio y será orientada a una mini cafetería, panadería y como el nombre lo dice será un Rincón Guachaca con precios económicos para el público puconino”, dice.

El cierre de la nota es obviamente conocer las instalaciones, el ahumador y degustar productos. La verdad es que la tradición y el sabor del campo chileno se mantienen vivos y en expansión en esta empresa local. Todo un aporte a la comunidad.

Servicios alternativos

Ahumados Trancura no solo ofrece la venta de productos de su propia manufactura. También se puede llevar una pieza de cerdo y ellos la preparan con alguna de sus recetas, tal como se describe en esta columna del chef Andrés Yurjevic. Pero no es lo único, ellos también ponen a disposición sus instalaciones para que otros emprendedores del rubro puedan usarlas con recetas propias y poder envasar con la resolución sanitaria correspondiente. 

¿Dónde están?

Ahumados Trancura está en camino Pucón a Caburgua km 11, frente capilla Santa Clara. Dudas y consultas al celular +56 9 34335577. En IG @ahumadostrancura. En la web están como www.ahumadostrancura.cl

Comenta la noticia
Metanoia TV