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El deber de transparentar… y el derecho a saber
Son tiempos difíciles para los comunicadores. El exceso de información genera un problema de sobrecarga en los que se hace difícil la jerarquización. ¿Qué es relevante? ¿Qué no lo es? Por lo mismo se requiere cada vez más la seriedad, profesionalismo y preparación en el periodismo. Al final, la información está. El único problema es encontrarla y saber ordenarla.
En ese contexto, el ruido generado por las redes sociales NO pueden hacer perder el norte de lo que buscamos como medio de comunicación. Y lo planteamos desde casi el mismo momento en que estuvimos al aire: simplemente dar claridad y contexto a los procesos que vivimos como comunidad, sobre todo aquellos que nos parecen relevantes para todos los que pertenecemos a esta comunidad.
Por lo mismo, nos ha parecido tan importante mantener un seguimiento permanente de las distintas aristas relativas a la nueva concesión del casino de Pucón, y sus conflictos legales, administrativos y situaciones que, a lo menos (¿por qué no decirlo?) nos resultan algo extrañas (como el cambio de zonificación), que nos parece necesario la opinión pública debe saber. ¿Ese es nuestro rol no?
Nuestro compromiso es con la verdad y con la transparencia, sin importar cuál de los dos competidores se queda con la torta de Pucón. Eso para nosotros, como medio, resulta irrelevante. Lo importante para La Voz… es que las cosas deben hacerse de cara a la comunidad. Con ese compromiso hemos realizado el seguimiento de los temas golpeando y pauteando a varios medios nacionales, inclusive.
La información estaba a la mano, escondida, sí, en un mar de datos en la internet, pero a uno o dos clicks de distancia. Y nuestra labor simplemente ha sido exponer los hechos. Y, tal como lo planteamos desde el inicio del proyecto, dejar que estos hablen por sí solos. Al menos creemos que en algo hemos aportado al debate y creemos sano transparentar los procesos. Ya que si bien, no existen las consultas ciudadanas en estos temas, al menos podemos ser espectadores con argumentos de un fenómeno (como la licitación del casino) que marcará a la comuna por los próximos 18 ó 20 años. No es poco.