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Crónica de un covid positivo

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*Por Sarita Muñoz Mancilla

Es lunes por la mañana y al levantarte notas que tienes un leve dolor de cabeza. Crees que puede ser falta de agua, así que te propones beber más líquidos durante el día. Corren las horas y sientes una pequeña comezón en la garganta, como la típica alergia que aparece en primavera. Culpas al cambio climático y dices: “típico del sur, llueve y sale el sol”. Sigues realizando tus actividades diarias: pagar cuentas, ir al supermercado, pasar por la farmacia e ir a la tienda de ropa y ¿por qué no?, visitar a un familiar cercano que no has visto hace ya un tiempo.

Pasan uno o dos días y esos síntomas que catalogaste como algo pasajero se agravan. Comienzas a sentir dolores en todo tu cuerpo, la comezón de la garganta se convirtió en ataques de tos, similares a esos que sufren los asmáticos. El dolor de cabeza ya es mucho más intenso y viene acompañado de temperatura 37,5; la que rápidamente sube sobre los 38 grados. La fatiga en tu cuerpo te hace sentir muy cansado y sin ganas de nada y de pronto  comienzas a pensar que puedes ser un posible caso de coronavirus.

Te diriges al centro asistencial con intenciones de que te realicen el examen PCR. A tu alrededor hay muchas personas asustadas, esperando ser atendidas y al igual que tú ruegan que sus síntomas sean una simple gripe de invierno y que todo sea solo un susto. Avanzan las manecillas del reloj y varios de los pacientes que estaban esperando a tu lado, se van sin ser atendidos. Luego de 5 horas suena nuevamente el altavoz y escuchas tu nombre. Rápidamente ingresas a un box de atención que en la puerta está marcado con el cartel que dice Covid-19. Se acerca el doctor vestido con “traje de astronauta” (ropas de seguridad para evitar contagios) pregunta tus síntomas y comunica que te realizarán el PCR. En tu mente sigues pensando que tal vez estás exagerando y que en realidad es solo un resfriado. 

Después de haberte realizado el examen y de haber recibido las indicaciones de los doctores y enfermeros, te vas a casa en cuarentena preventiva a la espera del resultado. Como todos aseguran que será negativo, tomas las medidas un poco a la ligera solo “por si la moscas”. 

Ya han pasado tres días y recibes el tan ansiado llamado del ministerio de salud en donde te indican que “usted es un paciente COVID positivo”. En ese instante se encienden todas las alarmas, recuerdas con quienes te juntaste, “solo era familia”, repites en tu mente una y otra vez, sin embargo, ahora todos están en riesgo. Comienzas a preocuparte (algo tarde) e informas a tus familiares para que se mantengan alerta en caso de presentar algún síntoma. Así, en silencio y sin aviso el COVID ha llegado.

Tus síntomas se intensifican: pierdes el gusto y luego el olfato. Los ataques de tos son más fuertes con el pasar de los días. Haces todos los remedios caseros que cada amigo y familiar que se preocupa por ti te ha dicho que te ayudará a combatir el virus. Ahora ya enfermó tu padre y tu hermana menor. Ves la cara de tu mamá cansada y preocupada, ella no quiere que ninguno tenga que ser trasladado a un hospital.

Poco a poco todos tus cercanos van presentando síntomas. La fatiga se hace presente y se ponen a prueba las defensas de cada uno. Los más débiles tienen aspecto de enfermos, más pálidos, con ojeras grandes y oscuras, se les ve más decaídos. Sin embargo, la vacuna está siendo la mejor aliada para que este foco de contagio no se convierta en una pesadilla.

Gracias a Dios te comienzas a sentir mejor, cumples tu cuarentena y tus cercanos recuperan las fuerzas y los colores. Agradeces que no pasó a mayores y que tus familiares resistieron y le ganaron a este virus.  Al fin el Covid se ha marchado y, lo mejor, nadie ha requerido ser entubado o, peor aún, ha fallecido. Después de todo entendí que muchos de los contagios se pueden prevenir. Si puedes, quédate en casa, no bajes la guardia. Nadie sabe cómo va a reaccionar nuestro organismo o el de tu ser querido frente a esta desconocida enfermedad. Vacúnate y ayuda a salvar vidas. 

*Sarita Muñoz Mancilla es puconina y periodista egresada de la Universidad de La Frontera

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