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La brecha de maternidad y política

*Por Daniela García M.

La batalla por la participación de mujeres en política lleva cientos de años y casi 100 desde que se consiguiera el sufragio universal en el país. El desafío sigue siendo grande y profundo, porque si bien hemos logrado que los hombres nos permitan entrar en el juego, el problema es que las reglas del juego no han cambiado lo suficiente.
Si bien el número de mujeres en política ha crecido sigue siendo solo el 25% mundialmente. Mis respetos a todas las que nos han antecedido y las que hoy están en cargos de responsabilidad pública.
La legislación ha mejorado, pero resta una gran brecha y aunque no existe ningún político que no haya nacido de una mujer, la brecha de maternidad aún no se asume. En Chile, por ejemplo, si eres concejala y acabas de ser madre debes cumplir con tus asistencias presenciales al concejo municipal, sino se descuenta de tu dieta; o para tener un período de pre y post parto debes presentar un certificado médico señalando que estás enferma, lo que te prohíbe participar de cualquier labor hasta el fin de la licencia, es decir: todo o nada. En mi caso pude seguir trabajando de manera telemática solo porque Chile se declaró en estado de emergencia sanitaria hasta el 30 de marzo. Como concejo modificamos el reglamento interno para hacer respetar los derechos de la infancia y la maternidad; sin embargo la legislación en Chile aún no cambia.
Entonces es válido preguntarse: ¿Está diseñado el sistema para que mujeres en edad reproductiva puedan ejercer cargos políticos? Aquí surge otra de las grandes trabas: el cuidado, tanto de los hijos como de otros familiares. En Chile el 70% de las cuidadoras son mujeres, para muchas de ellas esto implica un doble trabajo (uno pagado y el otro no); para el resto de las cuidadoras el problema es peor: no pueden trabajar de manera remunerada, el cuidado se los impide. Frente a esa realidad es muy difícil que la mujer logre participar en política.
A un líder político hombre jamás se le cuestiona si es buen padre, aunque lleve más de 20 años en un cargo y su varios hijos nunca lo vieron en las presentaciones de fin de año o si habrá alguna vez llevado a sus hijos peinaditos y con colación saludable a la escuela, de una mujer que trabaja se espera eso y más.
El gran desafío es superar los sesgos de las instituciones que no han permitido que las mujeres puedan desarrollarse en plenitud. Esto implica reconocer las cualidades masculinas y femeninas que aportan al desarrollo de la familia y el país. En este último tiempo se han destacado las cualidades de liderazgo femenino, como son la mayor horizontalidad, cooperación y empatía. Estas cualidades no son exclusivas de las mujeres; pero históricamente se las percibió como inferiores, ahora en el contexto de crisis multisistémicas se les está dando el valor que merecen.
Los avances, tímidos aún, en términos de paridad requieren acelerarse y profundizarse. Requerimos con urgencia un sistema nacional de cuidado y la ley de sala cuna universal, entre muchas otras cosas. A nivel local, debemos continuar trabajando para que todos los programas y proyectos municipales tengan perspectiva de género, esto se ve facilitado por la existencia de la oficina municipal de la mujer y una Comision de Género.
A nivel individual, debemos reconocer y apoyar liderazgos que promuevan una cultura de cuidado y resguarde el buen vivir. Como mujer en un cargo público de la comuna y que he tenido un hijo en el ejercicio, puedo dar fe que en Pucón aún se respeta profundamente la maternidad. Agradezco a los y las funcionarias que dieron lo mejor de sí para apoyarme en este periodo y poder darle estos tres meses a mi bebe sin dejar de lado mis responsabilidades y pasión por mi trabajo.