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Editorial

Delincuencia en Pucón: dejar de esconder la cabeza

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La semana que recién pasó, previo a Navidad, fuimos testigos de un hecho muy complejo, de carácter sangriento y con efectos que aún no dimensionamos. Se trata del doble homicidio en la denominada “toma” de la población Los Arrayanes. Y más allá de que un crimen de esas características tiene dimensiones inéditas en la comuna, es más grave la realidad que puede estar escondida en los barrios y villas de Pucón. 

El problema es que el denominado “flagelo de la droga” es en nuestra localidad una expresión más común de lo que nos gustaría pensar. Y es probable que nuestras autoridades, por años, hicieran vista gorda porque “no era bueno dar una mala imagen de la comuna”. Una comuna que se suponía era “segura”, “ordenada” y “limpìa”. Y de eso, la verdad, es que poco queda. Y los dos muertos a balazos son la muestra irrefutable que el fenómeno del crimen organizado ligado al narcotráfico es en Pucón un actor que se mueve en las sombras de la inoperancia de quienes deberían ser los encargados de protegernos y proyectar medidas de prevención en las calles y los barrios de la comuna. 

Es en ese sentido que el llamado a las autoridades es a que, de una vez por todas, asumamos que la delincuencia organizada es un fenómeno que debe enfrentarse con todo el peso y la violencia de la Ley. Y que no son sólo las policías las encargadas de enfrentarlo; sino que todos los actores sociales debemos cumplir un rol. La municipalidad estableciendo políticas de prevención, los medios en la información sin miedo y la comunidad denunciando sin temor a las represalias. Todos como un cuerpo debemos extirpar este cáncer porque una vez que se ramifica nos puede terminar matando, literalmente, a todos. 

Por ahora esperamos que el fenómeno se mantenga acotado y que más allá de buscar culpables —como por ejemplo si la responsabilidad de sacar la toma hace un año era de la municipalidad o de la Delegación Presidencial— podamos establecer medidas que tiendan a enfrentar con decisión el problema. Pucón no puede convertirse en un botín de las bandas que operan en la capital. Queremos estar lejos de eso y para lograrlo es necesario dejar de esconder la cabeza.

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