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Tamara Kaufmann y su apuesta por la pasión al reabrir el Park Lake: “Hay pocos hoteles que son como este”

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  • La empresaria, parte de la familia controladora del establecimiento, reconoce que estuvieron con la idea de vender las instalaciones, sobre todo luego de recibirlas del arriendo a Enjoy. Pero dio la pelea, entre otras cosas, por el recuerdo y la memoria del ya fallecido patriarca, Miguel Kaufmann, quien se la jugó por un cinco estrellas de renombre internacional en la zona a principios de este siglo. 

A principios de septiembre de 2014, el empresario de origen alemán; pero arraigado y enraizado en Chile, Miguel Kaufmann, falleció. Y tras de sí dejó un legado de inversiones en diferentes rubros, siendo la más conocida la representación de Mercedes Benz en el país. Pero esa impronta, que incluye entre otros a la Aerolínea Aerocardal, también llegó a la Zona Lacustre. Esto, con el primer y único hotel cinco estrellas que tuvo la vecina Villarrica, el Park Lake, inaugurado a principios del siglo 21 (2002).  Pero tras la muerte del patriarca, un arriendo de las instalaciones a Enjoy, la pandemia y el cierre tras el nefasto Covid-19, parecía que el sueño del lujo y el alto estándar de calidad al servicio de la industria turística local moría. Pero no. Tamara Kaufmann (53), hija de Miguel, quiso dar la pelea por traer el cinco estrellas de vuelta a la operatividad. Y tras una alianza de administración con la internacional GHL Hoteles y dos millones de dólares de inversión, el emblemático lugar está de vuelta. Y en ese contexto, la empresaria se da un tiempo para hablar con LVP y plantar —otra vez— su bandera en una golpeada industria local. 

“La idea de los fundadores era hacer un hotel alemán en Chile. Todo el diseño fue hecho por arquitectos chilenos y constructora chilena, pero los diseños interiores eran europeos. Por ejemplo, las maderas de los muebles es de raulí chileno, pero que se llevó a Alemania en bruto, se construyeron los muebles que se mandaron de vuelta para acá”, dice como ejemplo del esmero que le pusieran Miguel Kaufmann y su socio Lothar Maier para sacar el proyecto adelante.

— El hotel partió en 2002 con mucha fuerza, pero luego como que decae, posteriormente se arrienda y estuvo un tiempo cerrado luego de la pandemia, ¿qué pasó ahí?

“Nosotros (a través de la empresa Hotelera Aguas Verdes) estuvimos los primeros cinco años solos, manejándolo nosotros, yendo a ferias en Europa con Turismo Chile para estar presente en los eventos importantes. Y luego se nos acerca la cadena Starwood (controladores de Sheraton entre otros) y nos prometieron que saltaríamos a la fama, porque al pertenecer a una cadena te cuelgas de todas las actividades de márketing, estar en ferias en el mundo y un amplio catálogo internacional. Fue sumamente atractivo y ahí se hizo la primera remodelación para llegar al estándar que ellos querían. Funcionamos un tiempo y el hotel estaba lleno; pero con todo lo que teníamos que pagar a la cadena, al final no nos resultaba en lo económico”. 

“En eso falleció mi papá, lo que para nosotros fue muy fuerte, y se nos apareció Enjoy. Y como a ellos se les había quemado el Hotel Del Lago y necesitaban un hotel de cinco estrellas para sus pasajeros, nos quisieron arrendar. La verdad es que en ese minuto pensamos que era la mejor opción. Con Starwood terminamos bien, con muy buenas relaciones. Y de ahí se le entregó a Enjoy en arriendo. Y bueno, después llegó la pandemia, pero el hotel con Enjoy bajó de nivel absolutamente. Sacaron cortinas, pieceras, decoración. Lo dejaron muy básico”.

— ¿No tener a la hotelería como la matriz de los negocios de la familia les jugó en contra en las decisiones que tomaron?

“Yo estudié hotelería en Austria y llevo casi 30 años trabajando en el rubro. Por ejemplo, yo fui parte del equipo que abrió el Hyatt. Don Lothar (Maier) invitó a mi papá en el proyecto de Park Lake porque sabía que yo había estudiado y seguía mi carrera. A mi papá le gustó la idea porque abrió empresas en los campos en que sus hijos (son cuatro hermanos) estudiamos”.

— ¿Y eso fue un plus a la hora de abrir el hotel?

“Mi padre le puso tanto amor y cariño a este hotel que hoy pensaba —al verlo nuevamente con las luces, con energía positiva y con caras felices— que la verdad es que ya no sé si fueron decisiones malas o buenas. Lo importante es que estamos acá y sé que mi papá está en el cielo mirando y está diciendo ‘bien, lo sacaron adelante chicos’”.

— ¿Para ti esto ya es personal?

“Absolutamente. Para todos mis hermanos. Somos cuatro hermanos y esto fue una decisión no muy fácil de volver a abrir. Nosotros lo queríamos vender, pero por algo no se pudo. Y por algo llegó GHL y dijeron que el hotel era una maravilla, porque es una maravilla. Es una joya creo. Hay pocos hoteles que son como este”.

— ¿En qué condiciones estaba el hotel cuando partió la restauración?

“Estaba en muy mal estado. La verdad es que cuando me lo devolvió Enjoy me fui llorando. No podía creer que esta joya había quedado en este estado”.

— ¿Así de duro?

“(Piensa un poco) Sí. Ellos cerraron y se fueron. Era como si hubieran puesto una bomba. El piso de madera de acá donde estamos eran olas, estaba todo hinchado. Estaba húmedo y sucio. Como que abandonaron el hotel. Ellos le dieron prioridad a su hotel”.

— ¿Pensaron en demandar?

“No. Llegamos a un acuerdo. Nosotros no somos de demandar”.

— ¿Y verlo ahora así, renovado, luminoso y en un buen estado?

“Me encanta. Pintamos, lijamos, cambiamos los pisos, las camas son nuevas, la loza es nueva. Es un nuevo hotel, el Park Lake 2.0”.

— ¿Y la inversión para renovarlo?

“Fue compartida (con GHL)”.

— ¿Cómo funciona esta figura de la administración y propiedad separadas?

“Nosotros somos dueños de la propiedad, ellos administran y a fin de mes vemos las cuentas como están. Si están azules estamos felices y ganamos. Hay un porcentaje (que se reparte)”.

— ¿Y tu rol?

“Yo sigo siendo presidente de la Hotelera Aguas Verdes, ellos (GHL) nos rinden a nosotros y yo rindo a un directorio que es una matriz que tenemos. Yo superviso y trabajo con ellos (GHL). Voy a tratar de estar como antes (en el hotel se refiere).

— ¿Te apasiona esto al parecer?

“Sí. Absolutamente. Mucha gente me dice que cuando me fui ya no era lo mismo. Yo era la que recibía desde el desayuno y hasta la cena acompañaba a mis pasajeros. Y nos dijeron que desde que nos fuimos este hotel no fue lo mismo”.

— ¿Y cómo proyectas el hotel en lo económico, ya no es lo mismo que hace diez años y la zona en general está complicada?

“Yo me he llevado una sorpresa porque durante todos estos meses que hemos estado en obras, nos hemos alojado en otros hoteles diferentes. Hemos probado todos los hoteles y me he llevado la gran sorpresa que ha habido gente y los hoteles con bastante ocupación. Incluso, a veces nos han llamado para decirnos que no hay habitaciones. Se ve mucho extranjero: brasileños, europeos, americanos. Creo que no hay que tirarlo abajo, hay que fomentar a la zona. Siempre he dicho que el hotel solo no se vende. Primero hay que vender Chile, después a la región como parte de un circuito. La Novena Región debe ser parte de un circuito dentro de Chile, incluso con Argentina para que sea atractivo. Y ahí vendes tu producto. Y para cada producto hay un tipo de cliente”.

— ¿Estás optimista?

“Tengo que ser optimista porque o sino no hubiésemos hecho esto. Soy optimista”.

— ¿Cuál es el aporte del hotel al Corredor Lacustre?

“La cadena de trabajo que da esto para el personal, los proveedores y todos los que van atrás. Esto todo fomenta, al que le compramos una planta para el jardín o la lechuga, el jamón, la zanahoria, los quesos y los huevos para la cocina. Mientras más hoteles hay es mejor. Y tal como dijo el alcalde (de Villarrica Germán Vergara en el lanzamiento), esto es poner nuevamente a Villarrica y a Pucón —porque estamos al centro de ambas ciudades— en las páginas con un hotel así. Ya la noticia ha causado mucho. El impacto y las expectativas de la gente son muy altas. La verdad es que yo me enamoré de esta zona hace 20 años cuando construimos y desde que pusimos la primera piedra. Yo creo en esta zona. Y tiene mucho a favor, por ejemplo, la Patagonia más al sur está cerrada en invierno por el clima, pero esto funciona todo el año. Puedes venir en invierno o en verano y tienes actividades”.

— ¿Cómo se genera la relación con GHL?

“Ellos nos buscaron a nosotros. Nos ‘pololearon’ por harto tiempo para convencernos. El plus de ellos es que tienen una experiencia increíble. Tuve la oportunidad de conocer a todos los directores en Bogotá. La experiencia, el conocimiento y la forma con ellos trabajan es completamente diferente. El apoyo que tú tienes es diferente a otras cadenas”.

— ¿Vender el hotel hubiese sido un golpe duro?

“Sí”.

— ¿Si tuvieras a tu papá acá al lado, qué le dirías?

“Primero, me hubiese pegado un coscacho si hubiésemos vendido. Y ahora estaría aquí festejando (la reapertura). Sería el primero”.

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