Un problema de seguridad pública

Durante la semana conocimos un reportaje sobre un grupo de personas que pernocta en el frontis del ex casino en calle Ansorena. Y si bien este es un problema que, según algunos locatarios del sector, se arrastra desde principios de verano; la publicación trajo una serie de opiniones y reacciones en nuestras redes sociales. Y si bien entendemos las opiniones como personales y que en ellas se puede encontrar un variopinto de soluciones, razones, causas y contexto de la situación, queremos enfocarnos en algunas de ellas que nos parecen más que razonables.

Primero, se entiende que las acciones de este grupo de desadaptados sociales y con evidentes problemas de adicciones; son un problema de seguridad pública. Esto, porque si bien en la mayoría de las veces incurren en faltas como beber en la vía pública; en otras han promovido acciones delincuenciales como robos, agresiones y ataques a vehículos. Y como tal no puede ser que nuestras autoridades se miren las caras unos con otros y no se logre darle una solución a esta compleja situación.

Es menester que exista una coordinación entre las policías, la municipalidad e, incluso, la delegación presidencial para poder diseñar un plan de acción que permita desarraigar un fenómeno que, la verdad, se repite año tras años y del que pareciera hacemos la vista gorda a la espera de que pase el verano y la lluvia y el frío hagan lo suyo hasta el próximo diciembre.

Esperamos que con el cierre de la temporada alta de verano se pueda, por fin, diseñar estrategias de prevención de este tipo de situaciones ya sea por el lado social y también policial. No puede ser que tanto visitantes como locales nos veamos expuestos a las peligrosas y denigrantes actitudes de estas personas. Es tiempo de trabajar en serio en nuestra seguridad. Esperar demasiado puede ser muy tarde.