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Hablar no puede ser gratis
La agenda política y de noticias fue acaparada en los últimos días por la detención del líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), Héctor Llaitul. Y más allá de las interpretaciones cortoplacista sobre si esto es bueno o no para el “apruebo” o el “rechazo”; queremos enfocar nuestra editorial en algunos elementos anexos al hecho mismo de la detención y posterior formalización del líder radical mapuche.
Llaitul está siendo investigado como resultado de una querella por Ley de Seguridad del Estado que puso el 2020 el gobierno de Sebastián Piñera y que amplió el gobierno de Boric hace unas semanas. Siempre, por dichos en los que Llaitul, en resumen, promovía el uso de la violencia y actos delictuales (como el robo, o “recuperación” de madera) para lograr objetivos en su causa.
Si bien en el caso de Llaitul al parecer, y según la tesis de la Fiscalía, sus dichos iban acompañados de acciones en la misma línea de sus palabras; el hecho de su detención y posterior formalización viene a poner coto a algo que todo el mundo percibía; pero que pocos se atrevían a poner en la mesa: parecía que en Chile daba lo mismo que alguien llamara a usar la violencia, el sabotaje y el robo como métodos para lograr objetivos. Era como si a nadie le importara. Tanto así que incluso el mismo Presidente Gabriel Boric señaló que su “Gobierno no perseguía ideas”. Lo bueno es que esas palabras, posteriormente, fueron corregidas y se ingresó una ampliación a la querella de 2020.
Ahora, siendo La Voz de Pucón un medio que desde su inicio ha defendido la libertad de expresión como un principio intransable, entendemos también que esa libertad de expresión no es una “patente de corso” para plantarse y decir cualquier barbaridad. Creemos que todos los que interactuamos como actores públicos (más ahora en tiempos de redes sociales) debemos hacernos responsables de nuestros actos, pero también de nuestros dichos y los que estos puedan generar. Rechazamos la censura previa (como algunos “iluminados” promueven con horrendos proyectos de Ley que solo buscan censurar a priori), pero sí entendemos que hablar no puede ser gratis.