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Factores del triunfo del Rechazo
*Por Emilio Ulloa
Ya con el paso de los días y la lucidez que trae el transcurso del tiempo podemos analizar la sorpresiva e inesperada diferencia en el resultado del plebiscito constitucional del pasado domingo 4 de septiembre. Y es que en ningún cálculo de expertos y centros de estudios se esperaba una diferencia como la que se dio. Esto por que si bien se esperaba una alta concurrencia a las urnas (debido al voto obligatorio) los números fueron sorpresivos. De los 15 millones habilitados para votar, acudieron 13 millones, lo que sin duda alguna es por lejos la elección más votada de nuestra democracia.
El Rechazo se impuso en todas las regiones del país. Segundo, logró captar un total de 7 millones 881 mil votos, que es incluso mayor al total de personas que votaron en el primer plebiscito como también a la votación obtenida por el presidente Gabriel Boric en la última elección. ¿Pero cuáles fueron los factores que influyeron en este resultado?
En gran medida el éxito del Rechazo se puede analizar por el sello ciudadano que tuvo la campaña, donde la sociedad civil se organizo en movimientos que supieron recoger las demandas de la ciudadanía y a través de estos levantar la voz y hacer visible todo aquello que, a medida que fue avanzando el trabajo de la convención, fue generando mayor duda que certeza por gran parte de la población, agrupaciones como “Con mi plata no”, “Chile es uno solo”, “Amarillos por Chile”, etc.
Sin ir más lejos la agrupación “Con mi plata no” presentó una indicación la cual fue la más votada entre las propuestas ciudadanas a la convención con un total de 60.850 firmas la cual no fue considerada aun siendo la que más apoyo logra reunir. Esto sin duda fue generando un descontento y evidenciando una clara desconexión por parte de la convención con la ciudadanía. A este factor se sumó el clima de arrogancia e indiferencia con las minorías presentes en la discusión, ya que si bien la centro izquierda y centro derecha estuvieron muy lejos de lograr al menos 1/3 en la convención, sobre ellos había un mandato y confianza de muchos chilenos que dieron su voto para que sus ideas y visión fueran representadas y esto se plasmara en el trabajo constituyente. Por el contrario la opinión pública vio como estas minorías fueron meros espectadores de la discusión y como la extrema izquierda representada (en su mayoría) en la lista del pueblo más escaños reservados lograron articular una mayoría suficiente para hacer la denominada “cocina”, lo cual se traduce en que todo haya sido trabajado sin el más mínimo debate que era el real sentido que debía tener la instancia.
A esto se sumó que muchas de las reales demandas que los chilenos pedían resolver en el denominado “estallido social” y en la marcha del millón de personas poco y nada se plasmó a medida que se fue conociendo el borrador el cual llegó a tener la increíble cantidad de 499 artículos; número que fue bajando una vez que se aplicó la llamada armonización del texto. Poco a poco se fue perdiendo la confianza y esperanza en el trabajo que se iba realizando y eso fue un factor determinante para muchos que en un principio votaron con esperanza la opción Apruebo en el plebiscito de entrada. La incertidumbre generada por un cambio radical en la administración política y pública, el poner fin al Senado y con esto eliminar cualquier freno o contrapeso al gobierno de turno (actual u otro), reelección indefinida del Presidente de la república, eliminación de estado de emergencia, fin del Poder Judicial y creación de sistemas de justicia, fin de igualdad ante la ley entre chilenos indígenas y no indígenas, ambigüedad ante la propiedad privada y la incertidumbre con respecto a si los fondos de pensiones serían o no heredables.
Todo esto acompañado de gruesos escándalos y desafortunadas declaraciones por los personajes símbolos de la convención (Rodrigo Rojas Vade, Daniel Stingo, Marcos Barraza y Fernando Atria, entre otros.) los cuales se dejaron llevar por el efecto desmesurado del “octubrismo” asumiendo una verdadera superioridad moral frente al resto ya no tan solo de la vapuleada derecha sino también de la centro izquierda. Es por esto que no fue sorpresa la irrupción de la agrupación “Amarillos por Chile”, gente vinculada históricamente con la centro izquierda que sin ir muy lejos uno de sus rostros mas potentes en nuestra región fue el ex diputado y senador Eugenio Tuma, como también el ex intendente del gobierno de la ex presidenta Bachelet y actual diputado Andrés Jouannet quienes tuvieron un rol determinante en la campaña en su sector a favor del Rechazo. Y si bien el texto tenía aspectos positivos como el cuidado al medio ambiente , protección y respeto por los animales y derechos sociales a medida que se fue leyendo y estudiando la propuesta no se logró comprender cómo se iba a financiar estos derechos, ya que una cosa era lo que estaba plasmado y otra muy distinta era como se podían garantizar, si en el mismo texto poco y nada se hacía mención a medidas concretas para garantizar el crecimiento económico que permitiría financiar los derechos.
A todo lo anterior hay que sumar al desprecio por una parte importante del Apruebo con nuestros emblemas patrios: el decir que nuestro himno generaba división, la agresividad y dificultad desde el inicio para la instalación de la convención y un sinfín de situaciones inentendibles para muchos chilenos le fueron pasando la cuenta a una opción que cada día fue perdiendo aquello que la otra fue recuperando y es la transversalidad. El caer en constantes descalificaciones por parte de actores relevantes dentro de la convención al denominar al Rechazo con “retraso”, al catalogar que todo el resto era “ignorante” y “fachos pobres” por pensar distinto y tener una visión crítica del trabajo que se nos iba presentando fueron determinantes.
Finalmente, el pecado mortal que cometió tanto el Gobierno del presidente Boric como la convención fue mezclar el resultado de uno con el otro, ya que mientras el país aún vive una crisis económica, social, de seguridad y salud, los chilenos vieron como el presidente se desplegó en cuerpo y alma a la campaña siendo paradójicamente el rostro fuerte del Apruebo, mientras Chile estaba (y está) a la deriva. Por esta y otras tantas razones el Rechazo se impuso en todas y cada una de las regiones del país. Ese voto silencioso que no se muestra, pero siempre está expectante, el mismo que les otorgó un 78% en el plebiscito anterior, esta vez fue determinante y eligió el sentido común ante la incertidumbre y lo difícil que se veía implementar la fallida nueva Constitución.
*Emilio Ulloa es Presidente regional de la Juventud de Renovación Nacional en La Araucanía.