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Pucón sin improvisación
En los últimos días hemos sido testigos de dos ideas que se hicieron públicas y que buscan enfrentar problemas complejos que vivimos como destino turístico. La primera de ellas fue la posibilidad de instalar pórticos informativos en Camino Internacional para mitigar el grave problema de congestión vehicular que sufrimos, principalmente, en verano. Lo segundo, ocurrió en el último concejo municipal, cuando el alcalde Carlos Barra reflotó la alternativa de dejar la Avenida O’Higgins sin estacionamientos.
Y ambas ideas, en teoría parecieran buenas (a lo menos bien intencionadas); pero tras de ellas probablemente se esconde un elemento que tanto a nivel público y privado es complejo: cierto grado de improvisación. Esto, porque cuando estamos a casi seis semanas de dar inicio a la temporada alta de verano; se van a generar discusiones que para tener algún efecto positivo debieron darse hace varios meses atrás.
El punto es que ambas propuestas son de carácter complejo. Por lo mismo se entiende que tras cualquier decisión de carácter grupal que busque generar un cambio en acciones públicas que afectarán a miles de personas; se requieren datos y estudios que las respalden (tal como lo esbozó la Cámara de Turismo). El punto es que cualquier cambio que se quiera hacer, necesariamente trastocará otros elementos de un sistema multifactorial. Y para entender el fenómeno en su conjunto y los efectos de cada una de las variables necesariamente se necesita análisis y datos. Y de esto no hay mucho en ambas propuestas.
Entonces, si queremos afrontar los innumerables problemas que vivimos como comuna, necesitamos necesariamente ponernos serios y planificar con expertos. Evidentemente no se trata de tomar decisiones con el estómago o de acuerdo a cómo me levanté esa mañana. Menos de un bien intencionado voluntarismo social o porque generarán simpatía efímera en las redes sociales. Necesitamos que los expertos (los equipos municipales han dado muestra de la capacidad necesaria) y analistas respalden las políticas públicas con datos y que los proyectos que llevemos a cabo estén integrados a una política de desarrollo global. Una especie de plan maestro que nos marque el camino para las próximas décadas. Otra cosa solo nos llevará a agudizar los problemas. Y nuestro amado Pucón no merece eso.