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Tercera vía El Claro – El Turbio: Más de $740 millones invertidos en un proyecto de utilidad incierta

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El tramo de 5 km. fue pensado para descongestionar salida oriente de Pucón, pero luego de casi un año de trabajos y a punto de entregarse la obra aún no está claro cómo se va a ordenar el flujo vehicular y tampoco como se solucionará el problema generado por la estrechez de los puentes del sector.

Por Rodrigo Vergara

3rea_via1_thumb-2018-05-6-21-29.jpgTacos de varias horas, bocinazos y malos ratos. Ese es el panorama que espera a turistas y residentes si se atreven a transitar por la salida oriente de Pucón, que conecta a la ciudad con el paso internacional y con una serie de atractivos naturales (termas, ríos, bosques, lagos, etc.). Panorama óptimo para paseos, pero que genera, principalmente en verano, una alta demanda que la convierten en una pesadilla por la congestión y el alto tráfico.

Pero parecía que la solución estaba cerca. Sobre todo, cuando se anunció la construcción de una tercera vía que, según las autoridades, permitiría descongestionar la sobrecargada calle. Pero, pasado más de un año desde el comienzo de los trabajos (abril de 2017), son más las dudas que certezas que se manejan en torno a la verdadera utilidad que la obra entregaría a la solución del problema de la congestión en verano y también en temporada escolar (hay cuatro colegios en esa zona).

Lo anterior, principalmente por dos situaciones particulares: la primera, la nebulosa que existe entre la Municipalidad y Carabineros sobre quién se hará cargo de ordenar el tránsito. Esto, porque para que la tercera vía funcione se debe adecuar el tráfico de manera que existan dos calles hacia el oriente en horario de salida de la ciudad (entre la mañana y el medio día) y dos hacia Pucón en la tarde noche. Al menos en verano, ya que en invierno el orden se debería hacer, de acuerdo con el horario de entrada y salida de los colegios. Lo segundo, es algo más estructural, ya que el proyecto se vuelve inoperante debido a que existen dos puentes (El Claro y El turbio) que sólo tienen las tradicionales dos vías. Así, para que el plan funciones es necesario agrandar ambos viaductos o, simplemente, construirlos nuevos. Algo no menor.

Costos y atrasos

De acuerdo con la orden de adjudicación del Ministerio de Obras Públicas (MOP), fechada el seis de marzo de 2017, los trabajos fueron asignados a la empresa Justo Schweitzer Aravena, cuya oferta, aceptada mediante un concurso público, alcanzó a los $624.217.525, mejor que lo presentado por Bitumix ($838.044.208) y Sierra Nevada ($839.022.442). Los trabajos comenzarían a principio de abril del año pasado y tendrían una duración de 270 días. O sea, la obra debería haber estado entregada el dos de enero de este año. Lo que, por cierto, no sucedió.

Desde la misma empresa de Justo Schwitzer explican que las demoras se justifican por labores extras que debieron hacer. Principalmente, en el sector de la entrada a Los Calabozos (frente a la villa Los Jardines) en donde tuvieron que solucionar la evacuación del agua lluvia que se acumulaba en cada temporal del invierno puconino. Además, el mal clima del año anterior (con lluvias fuertes bien entrada la primavera y a comienzos del verano) tampoco fue una ayuda para entregar la obra a tiempo. Con todo, la temporada alta comenzó y, según cuentan, fue la misma Municipalidad local la que sugirió que los trabajos se suspendieran para evitar problemas mayores de congestión por los trabajos. Así, se entregó un nuevo plazo de término que venció hace pocos días (el pasado lunes 30 de abril), pero los trabajos, aunque ya en la etapa final, continúan. Esto último, el atraso, hace que la empresa arriesgue multas y sanciones.

Consultados si la demora encareció el proyecto, desde la empresa reconocen que así fue y que el costo total llegó a los $746 millones. O sea, $122 millones más de la oferta inicial.

En vialidad explican que lo de las multas es una posibilidad, pero que se debe evaluar luego de la entrega final de la obra que se proyecta para dentro de las próximas dos o tres semanas.

“Cuando se haga el término administrativo y se reciba, puede haber eventuales multas administrativas”, explica Cristóbal Lorca, inspector técnico del proyecto, quien también aclara que existe la posibilidad de castigos por situaciones técnicas como la resistencia de los hormigones. Todo, eso sí, debe evaluarse una vez que la ruta esté entregada.

Señalización

El problema de la señalización pasa, principalmente, por quién será, en definitiva, el que se haga cargo de controlar el flujo. La idea original es que la calle sea reversible y permita descongestionar la ruta en las horas punta tanto hacia Caburgua, como hacia Pucón. Es decir, en el taco de la mañana hacia el oriente dos calles y dos en la tarde, cuando el flujo es a la inversa. Esto en verano, ya que en temporada escolar los horarios se deberían adecuar a la entrada y salida de los colegios.
Desde la empresa Schweitzer aseguran que la obra fue mandatada sin señalización vial. “Será la misma que estaba antes de comenzar los trabajos”, dicen y agregan que sólo exigieron la pintura de la calle. Segmentada en color blanco para el tramo que va desde la rotonda hasta el puente El Claro y segmentada amarilla desde ese punto hasta el puente El Turbio.

Así, según las fuentes consultadas al interior de la Municipalidad, se han realizado algunas reuniones con Carabineros para definir quien se hará cargo del ordenamiento una vez entregado el tramo, pero aún no hay acuerdo al respecto. El problema pasa, según explican, porque la policía uniformada asegura no tener los recursos técnicos ni el personal para hacerlo. Situación similar a la que se encuentra la Municipalidad. De hecho, para cubrir los cinco kilómetros que comprende el proyecto, se necesitan varios cientos de conos o algún otro elemento de separación móvil; además de señalética luminosa y personal humano para el control. Y eso no es poco.

El mayor César Martínez, jefe de la comisaría local, asegura que este tema debe definirse una vez que la obra esté entregada. Revela, eso sí, que ellos encargaron un estudio vial de la zona (que incluye la salida oriente) a un ingeniero en tránsito de la institución y éste realizará un informe que debiera ser conocido en los próximos días.

“Nosotros hicimos una solicitud, tanto Villarrica como Pucón, para ver las vías de mitigación por los tacos del verano. Vino el ingeniero, se entrevistó con los directores de tránsito de ambas ciudades. Él (el ingeniero) tiene que evacuar un informe y ese informe nos va a decir qué medidas se pueden adoptar”, explica el mayor Martínez, quien es enfático cuando sostiene que ellos no pueden intervenir mientras la pista no esté entregada y existas documentos que expliquen cómo se va a usar.

Lo anterior, pese al riesgo evidente de una ruta cuyo uso se encuentra, actualmente, bajo el arbitrio y criterio de los propios conductores, con todos los problemas y potenciales peligros que esto conlleve.

Cuellos de botella

Pero lo de la señalización no es el único problema. Lo más complejo es la existencia de los puentes El Claro y El Turbio que impiden que las tres vías sean continuas. Es decir, por mucho aporte que sea una tercera calzada, siempre se encontrarán con el problema de los puentes y es ahí donde se producirá una congestión del tipo cuello de botella en las horas peack. Así lo reconocen al interior de la Municipalidad, donde están conscientes de la situación. Las fuentes consultadas explican que estuvo la intención de construir un acceso por la calle de tierra que está a un costado del templo católico en El Claro. Desde ahí se podría haber salido hasta la calle principal, lo que habría sido un avance. De hecho, hasta se dejó en el lugar tubería especial para encauzar el estero que pasa por esa zona. La idea no fructificó, argumentan, por la oposición de los vecinos, quienes temían que la obra impidiera el flujo normal de la corriente de agua, lo que podría generar inundaciones en invierno.

Lo que sí hay es un proyecto de Vialidad regional para ver la factibilidad de ampliar los dos puentes o, definitivamente, construirlos nuevos.

“Para poder ensanchar los puentes hay que hacer un estudio de ingeniería. Siempre el proyecto se planificó de esta forma (sin incluir los puentes) porque el fin era aliviar el tema y que sea una primera etapa para descongestionar. Y eso se consensuó con la alcaldía, ya que era una primera etapa”, responde Manuel Robles, director de Vialidad regional. Robles asegura que se licitará en las próximas semanas un estudio de ingeniería para ver qué se hace con los puentes.

Con todo, reconoce, que una solución a este tema llegaría, con una mirada optimista, después de 2020: “Ahora vamos a licitar un estudio de ingeniería para ver el alcance de la tercera pista y vamos a incluir los puentes para ver si los ensanchamos”. Este análisis, se supone, entregará luces sobre si se deben ensanchar los viaductos o hacerlos de nuevo. Sobre la utilidad de la tercera pista sin el ensanche de los puentes, Robles sostiene que igual es un aporte el trabajo porque, de alguna forma u otra, se mitiga la congestión.

Otro elemento relevante de la obra es que el proyecto incluía los semáforos de Colo Colo con la Variante. Según se explicó a La Voz… estos elementos, instalados dese hace tres semanas aproximadamente, estarán operativos una vez que la CGE certifique el empalme eléctrico. La documentación, aseguran, ya fue enviada a la compañía eléctrica, la que debería autorizar la conexión durante la primera quincena de mayo.

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